PARÍS. Francia y el Reino Unido mostraron un frente común contra la presión migratoria en el puerto galo de Calais con el que dejaron claros sus esfuerzos para aplacarla, pero advirtieron de que la respuesta debe ser global y contar con el apoyo del resto de países.
“Estamos haciendo frente a una crisis migratoria global que no afecta solamente a nuestros dos países. Responder a ella constituye una prioridad europea y una prioridad internacional”, subrayaron en un comunicado conjunto sus respectivos titulares de Interior, Bernard Cazeneuve y Theresa May.
La declaración conjunta, publicada por el diario Le Journal du Dimanche (JDD), insistió en que París y Londres no pueden gestionar en solitario una problemática que comienza con la llegada a Europa de los clandestinos.
La presión migratoria ha estallado con fuerza esta semana con tentativas masivas de entrada a las instalaciones del túnel ferroviario que une ambos países, pero ha sido foco de tensión constante en el pasado en esa zona, donde cerca de tres mil inmigrantes malviven con el objetivo de cruzar el canal de la Mancha.
“Muchos de los presentes en Calais para intentar llegar al Reino Unido han pasado por Italia, Grecia y otros países. Francia no es para ellos más que un país de tránsito, razón por la que trabajamos mano a mano con otros estados de la Unión Europea para encontrar una solución satisfactoria”, añadieron Cazeneuve y May.
Ante los elevados intentos de intrusión desde el pasado lunes, que se situaron el martes en los dos mil y anoche se redujeron a los cerca de 400, sus gobiernos han puesto en marcha ya medidas de choque.
París envió 120 agentes para reforzar la seguridad, mientras que Londres anunció la inversión de siete millones de libras (unos 10 millones de euros) en la construcción de un área de protección para camiones con destino al Reino Unido y el levantamiento en la terminal de Coquelles de una valla más fuerte que la actual.
Pero ambos ministros reconocieron que ponerle fin implica ampliar el ámbito de actuación.
“A largo plazo, toda respuesta perenne pasa por la reducción del número de personas que abandonan África para llegar a Europa por razones económicas”, subrayaron en esa declaración, en la que matizaron que “las naciones europeas siempre ofrecerán protección a quienes huyen de los conflictos y de las persecuciones”.
Esta postura común sucede a los llamamientos en uno y otro país para que cada parte asuma sus responsabilidades y a la conversación mantenida el viernes entre el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro británico, David Cameron, en la que se comprometieron a seguir trabajando juntos.
Este frente voluntarioso, no obstante, contrasta con posicionamientos más radicales de políticos de la zona, enfrentados a diario con las consecuencias.
“A nuestros amigos británicos les digo que nuestra exasperación es total. Hace falta que sepan lo que muchos franceses piensan: Si no se ha sabido evitar que lleguen (a Europa), vamos entonces a dejar de impedir que partan (a Inglaterra)”, indica el diputado conservador Xavier Bertrand, candidato a la presidencia regional.
Desde ONG como France Terre d’Asile, su presidente, Pierre Henry, razona que la cuestión no se puede resolver con vallas ni con el cierre de la frontera, sino con una política migratoria que, entre otros puntos, permita a los demandantes de asilo llegar a Gran Bretaña “dentro de la legalidad”.
La voluntad de cruzar el canal no se salda solo con intentos infructuosos: nueve inmigrantes han perdido la vida en dos meses, el último de ellos el pasado martes, cuando un hombre de origen sudanés fue atropellado por el camión al que iba a subir.
Los camioneros, afectados también por la dimensión de esta problemática, y que se enfrentan a multas de entre mil y dos mil 800 euros si la policía británica descubre a clandestinos en sus vehículos, admiten que “no saben qué más hacer” y que acuden a la zona con miedo a que se les cuelen y puedan llegar a morir.
“Antes los camiones cisterna quedaban relativamente al margen, pero tenemos la impresión de que han encontrado la manera de entrar”, señaló al JDD un conductor de Calais, que entre otras alternativas apuesta por no pararse para dormir a menos de 150 kilómetros de esa ciudad.