¿Triste y atormentado, Kafka?, todo lo contrario; El río reflexivo, de Anthony Stanton (“me refiero a Octavio Paz”); JE Pacheco, El Vesubio, ¡explosión de arte!, y ¿Artur Mas le cerró la puerta al rey Felipe VI?

 

Me apasioné de una literatura que muchos de ustedes conocen bien: Franz Kafka. O sea, soy uno de los apasionados de sus textos.  Me emocioné tanto de sus relatos, diarios, cartas, fotos, novelas, de sus mujeres plurales, de sus amigos, pero no de su tumba. Desde que una tuberculosis en la laringe se lo llevó de este planeta Tierra el 3 de junio de 1924, a puntos de cumplir los 41 años, Kafka enamoraba a los “escogidos”. No todo el mundo se enamora de la obra de Kafka. Es genial ver cómo algunos literatos/escritores se meten con él porque no le han sabido perdonar su extravagancia literaria. Se enojan mucho. Opinan que no sabía ¿escribir?, o que sus novelas no tienen ni pies ni cabeza, y cosas así, cosas que, además, son ciertas, y que siendo verdaderas, no importan a nadie, porque el concepto de pericia literaria es una construcción cultural más.

 

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Si desea garantías, cómprese un Mercedes, un Jaguar o un BMW. La literatura es otra cosa. Los “elegidos” entran a la vez en su vida y en su obra. Sí, se contagian. Y usted se contagia cuando lee que las palabras de las tres grandes novelas de Franz Kafka abren las lápidas de la realidad y conducen a una ingravidez tan atemorizadora como liberadora. Conducen a uno a sitios en los que no hemos estado nunca. Hay alegría en Kafka. Es una bienvenida a la oscuridad, a la tiniebla más oscura donde existe la risa y el error y hay amor y hay mares y hay castillos (“pero no existe en su obra un Chateau Lourd”).

 

La desaparición de José Emilio Pacheco

 

 

La desaparición de José Emilio Pacheco, dejó un vacío no sólo en su viuda Cristina Pacheco, amigos, lectores, entre todos los que lo queríamos y, además, la imposibilidad de que ya no puede sumar poemas a su obra clásica de nuestro tiempo. También nos privó de otros amantes de la poesía o poetas furibundos que vivieron entre su piel. Por supuesto, leyendo la información del Diccionario de Seudónimos, anagramas, iniciales y otros alias, de Sergio Márquez Acevedo y María del Carmen Ruiz Castañeda, publicado por la UNAM hace 15 años, se puede realizar una enumeración de los nombres e iniciales con que firmó textos a lo largo de su plenitud de vida. Un primer grupo incluyó seudónimos e iniciales que utilizó en su prosa.

 

Ellos son Miguel G. Cansino, Pedro Durán, Carlos Núñez Arenas, JEP, J.E.P., Ricardo Ledezma, R.L.C. y Pedro Damián. Pero los que nos interesan son los que además de aparecer como autores de poemas escritos por la mano de JE Pacheco, tienen una biografía. Los dos principales son Julián Hernández y Fernando Tejeda/Tejada, que, por supuesto, aparecen en No me preguntes cómo pasa el tiempo y están recogidos en las diversas ediciones de Tarde o temprano en un espacio, donde alude a Antonio Machado y a su Cancionero apócrifo.

 

Más ceremonias en honor de Octavio Paz

 

 

En la avalancha de libros publicados hace más de 12 meses de la obra de Octavio Paz sobresale El río reflexivo, de Anthony Stanton.El volumen no es una revisión”, apunta Víctor Manuel Mendiola, sino que es un poema a poema, y todo esto se podría considerar/definir lo que ahora hablan que podrí ser considerada la vida literaria del autor de Piedra de Sol. Con claridad como muy pocos escritores lo hace Stanton refleja la difícil área de desenredar la escritura compleja y el tejido de miles de referencias del periodo 1031-1958. No cabe duda de que El río reflexivo es y será, junto a la estupenda biografía elaborada por Christopher Domínguez, un texto indispensable para cualquier persona que desea tener un opinión/criterio de nuestro inolvidable Premio Nobel de Literatura. Hasta María José Paz piensa lo mismo, ¿o no?

 

Una gran exposición en Nápoles

 

 

El descubrimiento de Pompeya y de todo lo que aconteció relacionado a la erupción del Vesubio, es lo que los críticos consideran ahora “una explosión de arte”. O sea, el descubrimiento de Pompeya y Herculano en el siglo XVIII se convirtió en una poderosa metáfora de la vida y de la muerte, de la capacidad de destrucción de la Naturaleza y la fragilidad de cualquier empresa humana o ¿trasnacional? Goethe, Chateaubriand, Stendhal, Mozart, Cocteau, Picasso, Klee, Freud, Le Courbussier, entre otros, fueron algunas de las decenas de escritores, artistas, arquitectos, arqueólogos o investigadores, que viajaron hasta el sur de Italia para buscar respuestas ajo el volcán. Una exposición que usted puede ver ahora en el Museo Arquitectónico de Napóles y en el propio yacimiento de Pompeya “hasta noviembre”. Uno de los grandes hallazgos de la expo es la posibilidad de jugar con los originales y copias, además de mostrar las réplicas de los dibujos que fueron apareciendo en los muros de Pompeya junto a las recreaciones que hicieron artistas posteriores. Una belleza e muestra. No se la pierdan.

 

¿Cerrar la puerta?

 

 

Finalmente, el rey Felipe VI de España mantuvo hasta la audiencia del pasado viernes 17 de julio la esperanza de que el presidente daría marcha atrás al plan soberanista. Tras ese encuentro, supo rotundamente que Artur Mas le cerraría la puerta. ¡Craso error! Y hasta la próxima, ¡abur!