El Gobierno Federal tiene un verdadero reto en el que seguramente están trabajando intensamente desde ahora. Tendrán que marcar las probables condiciones de 2016 en los Criterios Generales de Política Económica que deberá entregar a más tardar el 8 de septiembre próximo.

 

El entorno económico global muestra un escenario muy complicado en estos momentos cuando la Reserva Federal de Estados Unidos iniciará su ciclo de alza en tasas de interés dentro del último cuatrimestre de este año, pero por otro lado, economías como la de China muestra signos claros de una desaceleración que está teniendo un gran impacto en las diferentes materias primas como el petróleo, el oro, el cobre, entre otros, ante una perspectiva de menor demanda futura.

 

A eso hay que sumarle riesgos de crecimiento en economías como la de Japón, cuya política monetaria deberá seguir siendo flexible, la canadiense que recientemente tuvo que bajar su tasa de referencia, la zona euro que seguirá creciendo, pero a ritmos moderados, la economía de Brasil que está creciendo a tasas negativas este año y así nos podríamos seguir. También el tema de una “sobreoferta” de crudo que ha generado Estados Unidos y Canadá recientemente y en contraparte, la decisión de Arabia Saudita de aumentar su participación en la producción y exportación de crudo que tienen a las cotizaciones del petróleo por la calle de la amargura.

 

Por el lado interno, la depreciación del peso desde junio de 2014 ha venido a generar inquietud entre inversionistas. Hasta ahora como lo ha dicho Banxico, este movimiento no ha contaminado el riesgo inflacionario, pero no hay duda que de seguir así, más pronto que tarde lo estará haciendo.

 

Por ello, la Comisión de Cambios tuvo que implementar un aumento en la participación del mercado sacrificando entre uno y dos puntos porcentuales las reservas internacionales como porcentaje del PIB. Los resultados de las empresas tuvieron un efecto negativo en su promedio de utilidad neta al segundo trimestre del año, aunque en menor medida de lo esperado y a su vez, lograron generar mayores eficiencias.

 

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El aumento en el financiamiento bancario, el incremento en el promedio de empleos generados por mes y la positiva noticia de este lunes pasado en donde las remesas familiares aumentaron 4% en lo que va del año y 6.1% durante el mes de julio dan muestras de que el motor interno camina aunque ahora el gobierno tiene limitaciones para el tema de inversiones ante un inminente recorte en el gasto público para lo que resta del año.

 

Dentro de su evaluación está por ver cuál será un tipo de cambio de referencia. El promedio diario del peso en 2014 fue de $13.32 y hasta el momento en 2015 es de $15.28 cuando la cotización interbancaria opera actualmente arriba de $16.00, significa una depreciación promedio cercana al 15.0%, pero con claros signos donde el volumen de operación aumentará en los últimos meses del año.

 

La mezcla mexicana por su parte registra un promedio de cotización diario en 2015 de 49.6 dólares por barril, pero que durante julio y agosto registra una caída del orden de 25% y con precios actuales muy cercanos a los 40 dólares por barril. La posibilidad de que Irán se reincorpore al mercado de exportación de crudo en 2016 complica la condición de oferta y demanda mundial ante un entorno de crecimiento moderado internacional.

 

¿Qué nivel de tasas de interés estará marcando el gobierno como referencia si todo apunta a que Banxico aumentará las tasas entre 25 y 50 puntos base en los próximos meses? y ¿hasta dónde las podría subir la Fed en el 2016 y en consecuencia Banxico?. Hoy la tasa de referencia está en 3.00% pero no hay duda que deberá de ser superior la que fijen el próximo año.

 

El nivel de endeudamiento está acotado. El gobierno mantenía esperanzas de que el resultado de las reformas estructurales, especialmente la energética, que brindaría mayores recursos al gobierno, hoy las condiciones son diferentes por los niveles actuales de los precios de petróleo y sus perspectivas. Así que es otro punto delicado, ya que aumentar el nivel del déficit fiscal implicaría un mayor riesgo para la economía y en consecuencia se tendría que pagar mayores tasas de interés, un riesgo de alza cambiario y sobre todo el riesgo de un ajuste en la calificación crediticia que tanto trabajo pero beneficio ha generado en los últimos 15 años.

 

En resumen, cada variable tiene muchas vertientes que deberá de tratar de armar y sobre todo de transmitir una información “creíble” para que empresarios, población e inversionistas tratemos de enfrentar con entusiasmo este 2016. ¿Alguien quisiera estar en los zapatos del gobierno en estos momentos?