LISBOA. Cuentan con audiencias millonarias, sus informaciones marcan la agenda y son respetados y temidos al mismo tiempo. A dos meses de las elecciones, los tertulianos de televisión desempeñan un rol clave en la política portuguesa, más allá del debate sobre el verdadero alcance de su poder e influencia.
La mayoría son antiguos políticos, veteranos y con experiencia, que desde hace años ejercen de protagonistas del prime time luso, convertidos en objetos de deseo de las distintas cadenas.
Los más cotizados actualmente son Marcelo Rebelo de Sousa, que comenta la actualidad en la emisora TVI los domingos por la noche, y Luís Marques Mendes, que hace lo propio en el canal SIC los sábados, mientras que la pública RTP optó el pasado abril por suprimir este tipo de espacios, una decisión acompañada de polémica.
El formato del programa, que normalmente sucede a la emisión del telediario nocturno, es simple: el presentador va sacando temas de actualidad y el tertuliano da su opinión sin apenas interrupción.
Sus palabras son con frecuencia titular al día siguiente y, en ocasiones, anticipan información desconocida hasta ese momento. De hecho, los más críticos les acusan de servir como lanzadera de “globos sonda” por parte del Gobierno o de la oposición para evaluar la reacción ciudadana a las medidas más controvertidas.
No obstante, el prestigio social de los comentaristas políticos lusos es tal que incluso al elenco se sumaron antiguos primeros ministros, como el conservador Pedro Santana Lopes o el socialista José Sócrates, cuyos análisis en la RTP sólo acabaron por su ingreso en prisión en noviembre de 2014.
Los programas de análisis liderados por un político suponen hoy una seña de identidad de la televisión lusa y constituyen un tema de frecuente controversia.
“Me parece totalmente equivocado”, afirma tajante José Rodrigues dos Santos, presentador del informativo nocturno de la televisión pública los fines de semana y autor de varios best seller como novelista.
El periodista considera que los comentaristas son políticos que aprovechan su espacio en la parrilla para “hacer política” y destaca el carácter “anómalo” de esta práctica en comparación con la mayoría de países europeos.
“No deberían tener esa influencia, interfieren indebidamente en el proceso político”, insiste Rodrigues dos Santos, para quien no importa que “estén o no jubilados” de la actividad partidaria.
Además de quienes critican que los análisis sean realizados por políticos y no por periodistas, también son numerosos los politólogos que se muestran críticos con esta práctica.
La mayoría de los líderes de este tipo de programas de comentario político son antiguos miembros del gobernante Partido Social Demócrata (PSD, centro derecha) o del Partido Socialista, actual líder de la oposición, mientras que los representantes de las fuerzas más a la izquierda brillan por su ausencia.
De hecho, tanto Rebelo de Sousa como Marques Mendes llegaron a ser líderes del PSD, igual que Santana Lopes y Manuela Ferreira Leite, todos ellos con espacios propios en antena.
La relevancia de estos tertulianos cobra mayor dimensión si cabe en un momento como el actual, con el país inmerso ya en la precampaña de los comicios del próximo 4 de octubre.
El caso del “profesor Marcelo”, como es conocido, resulta paradigmático. Su condición de líder de opinión en Portugal es indiscutible, y desde hace meses se especula con su interés en presentarse a las elecciones a la Jefatura del Estado y aprovechar así un tirón mediático que podría convertirle en la mayor autoridad del país.