CIUDAD DEL VATICANO. El papa Francisco urgió a la comunidad internacional a no asistir “muda e inerte” ante los “inaceptables crímenes” y las “preocupantes violaciones” de los derechos humanos esenciales, perpetrados contra los cristianos en Medio Oriente.

 

Esto en una carta que el Papa escribió al obispo auxiliar de Jerusalén de los Latinos y vicario patriarcal para Jordania, Maroun Lahham, y que fue dada a conocer este jueves por la sala de prensa del Vaticano.

 

En la misma pidió a la opinión pública mundial estar “siempre atenta, sensible y partícipe” ante las persecuciones conducidas contra los cristianos y contra las minorías, actos que “impiden la riqueza de la convivencia entre los pueblos, las culturas y las religiones”.

 

El objetivo del texto fue brindar “una palabra de esperanza” a quienes, “oprimidos por la violencia”, han sido obligados a abandonar sus casas y sus tierras.

 

“Muchas veces he querido dar voz a las atroces, deshumanas e inexplicables persecuciones de quien, en tantas partes del mundo, y sobre todo entre los cristianos, es víctimas del fanatismo y de la intolerancia, a menudo bajo la mirada y el silencio de todos”, constató el pontífice.

 

“Son los mártires de hoy, humillados y discriminados por su fidelidad al evangelio. Mi recuerdo, que se hace clamor solidario, quiere ser el signo de una Iglesia que no olvida y no abandona a sus hijos exiliados por motivo de su fe”, agregó.

 

Jorge Mario Bergoglio mandó la carta aprovechando el viaje a Jordania que empezó este día el secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, Nuncio Galantino, y que se extenderá hasta el próximo 9 de agosto.

 

La visita del prelado coincide con el primer aniversario de la llegada de decenas de miles de refugiados iraquíes que abandonaron la Llanura del Nínive y se dirigieron a territorio jordano, huyendo del avance de las milicias del Estado Islámico.

 

“Mi pensamiento va también a las comunidades que han sabido hacerse cargo de estos hermanos, evitando mirar para otro lado”, agregó el Papa.

 

“Ustedes anuncian la resurrección de Cristo al compartir el dolor y la ayuda solidaria que prestan a los cientos de miles de refugiados, al arrodillarse ante sus sufrimiento, que corren el riesgo de sofocar la esperanza con vuestro servicio de fraternidad, que aclara también los momento oscuros de la existencia”, apuntó.  DM