En México, 23.1% de las mujeres mayores de 60 años carece de algún tipo de ingreso propio, lo cual se vuelve un riesgo social para ellas ya que tienen el doble de riesgo que los varones de quedarse viudas, es decir, sin el sustento del hogar, señala el estudio “Instrumentos de protección social. Caminos latinoamericanos hacia la universalización” que publicó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

 

En el documento se explica que por un lado, las mujeres tienen una mayor esperanza de vida que los hombres, lo que ha llevado a feminizar la vejez al grado de que en nuestro país en 2010 por cada 100 hombres mayores de 60 años había 115 mujeres de esta edad.

 

La problemática viene cuando se comparan las condiciones laborales entre hombres y mujeres en edad de trabajar, pues mientras ellos tienen acceso a trabajos con prestaciones, ellas o no trabajaron en la formalidad o lo hicieron con condiciones inferiores, afectando sus pensiones.

 

“Las inserciones laborales más inestables y precarias que experimentan las mujeres en la etapa activa determinan un menor acceso a prestaciones asociadas a la seguridad. Como resultado, prácticamente una de cada cuatro mujeres de 60 años o más (23%) no percibe ingresos propios, mientras que entre los hombres esta proporción es de solo un 8.2%”, dice el estudio de la Cepal.

 

Una de las razones por lo que las mujeres no acceden a un trabajo bien remunerado es por el rol que se le asigna de cuidadoras. Tradicionalmente, en las sociedades latinoamericanas (incluida la mexicana) las mujeres son encargadas del cuidado de niños, personas con discapacidad o adultos mayores, con su repercusión a largo plazo.