Al cierre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá entre 1.7 y 2.5%, lo que representa una contracción contra el intervalo anunciado en mayo que se ubicaba entre 2.0 y 3.0%, informó el Banco de México.
En este contexto, Agustín Carstens, gobernador de la entidad central, afirmó que es necesario mantener una estrecha vigilancia en la relación del déficit y el PIB para que se estabilice en niveles que sean sostenibles en el mediano y largo plazos.
Es “fundamental el cumplimiento de los objetivos de consolidación fiscal que ha planteado el gobierno federal, así como esfuerzos permanentes para mantener finanzas públicas sanas”.
En conferencia de prensa para presentar su informe trimestral, Carstens abundó que la reducción en el pronóstico fue provocada por la baja actividad en la minería petrolera, situación provocada por el incidente en la plataforma petrolera Abkatún-Alfa de Pemex, que mermó la capacidad de producción, así como por el estancamiento en la industria, particularmente en la construcción.
Estos factores, dijo, provocan que el crecimiento se mantenga en niveles moderados, aunque son compensados por las exportaciones automotrices, el crecimiento en el sector servicios y el comportamiento positivo del mercado interno.
Entre las consecuencias de la reducción PIB destacó que la cantidad de empleos formales creados se reducirá en 20 mil plazas afiliadas al IMSS, por lo que alcanzaría entre 560 mil y 660 mil al cierre de 2015.
A pesar de este dato, el banco central pronosticó que la actividad económica se recuperará en la segunda mitad del año, aunque a un menor ritmo del esperado con respecto al informe anterior.
“Para el año entrante, el crecimiento lo mantenemos igual, entre 2.5 y 3.5%. Esto con base a la expectativa de que las reformas estructurales empiecen a generar un mayor impulso a la economía y que también se dé un mayor crecimiento económico en Estados Unidos, lo que junto con la depreciación del tipo de cambio, también nos dé un mayor brío en las exportaciones del país”, refirió.