LA HABANA. Al igual que muchos de los turistas estadunidenses que recientemente han visitado Cuba, John Kerry hizo tiempo para explorar las calles adoquinadas de la Vieja Habana durante aproximadamente una hora.
Vestido de una camisa blanca, el secretario de Estado visitó una iglesia colonial restaurada, vio un lugar con humificadores de tabacos en una plazoleta soleada y se metió en un restaurante lujoso, donde Raúl Castro llevó a Jimmy Carter visita a cenar en 2011.
En un lugar en donde ya hay suficientes turistas, Kerry se convirtió en otro atractivo turístico pues los cubanos se mostraron sorprendidos y tomaron fotos del Secretario de Estado. Los agentes del servicio secreto, de corbata rigurosa, mantuvieron a la gente a raya.
Junia Pérez, un médico de 44 años, nunca soñó que se iba a encontrar al jefe de la diplomacia estadunidense mientras paseaba por el barrio. Se me puso la piel de gallina, dijo.
Kerry también se detuvo a charlar con Julio Álvarez, quien le ofreció un paseo en su taxi, un Chevrolet Impala negro modelo 1959. Kerry se rio y dijo que tal vez en otro momento, pero se sentó detrás del volante un poco y reflexionó sobre la posibilidad de conducir este clásico la próxima vez que estuviera en la ciudad.