ANKARA. Al menos trece militares han muerto en las últimas 24 horas en distintos atentados atribuidos al grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el sureste de Turquía, en un nueva escalada de la violencia tras la ruptura, el mes pasado, de dos años de tregua.

 

Este repunte de la violencia se produce en un momento de gran inestabilidad política, con un gobierno en funciones desde las elecciones del pasado 7 de junio y con el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, apuntando a la celebración de comicios anticipados como fórmula para desbloquear la situación.

 

Ayer ocho uniformados -seis soldados y dos oficiales- murieron por la explosión de una bomba al paso de un convoy de vehículos militares en una carretera de la región de Sirvan, en la provincia suroriental de Siirt, indicó el Ejército en un comunicado. Además de los fallecidos, hay un número indeterminado de heridos, según medios locales.

 

Asimismo, el Ejército turco informó de la muerte de cuatro soldados en distintos enfrentamientos con supuestos milicianos del PKK en la localidad de Lice, en la provincia de Diyarbakir, también en el sureste del país. Otro soldado, herido en los enfrentamientos, falleció en un hospital, debido a la gravedad de sus lesiones.