Los nuevos dirigentes nacionales del PRI y del PAN se han unido, en el discurso, para una misma causa: Darle con tubo al “loquito de la izquierda pata suelta”, conocido como Andrés Manuel López Obrador.
Manlio Fabio Beltrones y Ricardo Anaya ven al tabasqueño, one more time, como “un peligro para México” en las elecciones de 2018. Nada que no supiéramos.
El Jefe de Jefes califica al fundador de Morena como un político amargado, obsesionado por el poder y con un pragmatismo locuaz. “Ha demostrado que busca el poder por el poder, sin importar las alianzas que en su momento pueda hacer porque le resulta fácil negarlas después. Se ha convertido en el principal ideólogo de la Sección 22, que intenta sentenciar a los niños de Oaxaca a la marginación. Eso lo describe por completo. No importa a quién le haga daño, siempre y cuando alcance su objetivo, que lo ha llevado al punto de la amargura. Es el pragmatismo locuaz. Va en contra de todo, menos de su obsesión, que parece haberse apoderado de su persona y para ello cuenta con muchos pejezombies que lo siguen sin medir su despropósito”, detalla Manlio Fabio.
¡Nada que no supiéramos, fuera del asunto de la Sección 22, del tabasqueño!, insisten los observadores políticos.
Ricardo Anaya declara que cuando hay un hartazgo ciudadano como el que hoy estamos viviendo en nuestro país, lo que ha venido ocurriendo en muchas otras partes del mundo es que emergen líderes populistas con discursos mesiánicos y que, en muchos casos, llevan a sus naciones a la quiebra… Y advierte: “Queremos evitar que surja un líder populista”.
¿Y cómo le van a hacer Beltrones y Anaya para que ese líder populista que surgió desde hace tres lustros no siga creciendo?, preguntan los analistas políticos bisoños.
Hace dos años y medio comentamos en la Agenda Confidencial: “El líder tabasqueño no colgó los guantes luego de perder. Es un irremediable dolor de cabeza. Y lo es para muchos. Andrés Manuel López Obrador persiste en su empeño de alcanzar la Presidencia de la República, a pesar de haber sufrido dos derrotas sucesivas: la primera en julio de 2006, cuando acusó a Felipe Calderón Hinojosa por el supuesto robo de la elección mediante un escandaloso fraude, y la segunda en julio de 2012, frente a Enrique Peña Nieto…”
Desde el lunes 8 de junio de 2015, cuando comenzaron a conocerse cifras duras del resultado electoral del día anterior -datos que sorprendieron a los “bisoños” y ratificaron las previsiones de los analistas que sí saben del asunto-, se consolidó la posición del político tabasqueño como seguro candidato presidencial de Morena, quien, de un día para otro, dejó de ser una cuasi inofensiva tormenta tropical para convertirse en huracán categoría 4 o 5, según el cristal con que se mire, con vientos políticos muy fuertes, agregan los susodichos analistas . Así, López Obrador se coló al terreno de juego de la sucesión 2018 como un factor de decisión.
Una reflexión más de los observadores políticos objetivos e imparciales: Hemos visto apenas la punta de la hebra en las actividades de Morena. Terminó la etapa preelectoral, electoral y poselectoral de los millones de seguidores de Andrés Manuel López Obrador, y lo que sigue será la actividad de los diputados locales de Morena en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y la movilización de las huestes morenistas, entre ellas su nuevo aliado: la impresentable CNTE.
Será la hora en que Manlio Fabio Beltrones se quite el guante de terciopelo, haga realidad su cercanía con el Presidente de la República y comience a demostrar que no es líder del PRI nada más para pronunciar bonitos discursos. Manlio Fabio está bien preparado para enfrentar al caudillo tabasqueño y tratar de mojarle la pólvora. El que está derrotado antes de entrar en batalla es el inflado Lagrimota, que no sabe la que le espera cuando AMLO lo agarre por su cuenta.