Los resultados de la Encuesta Panel para el Monitoreo de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, dados a conocer la semana pasada por el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), confirman que hay una reducción de 57.5% de personas en carencia alimentaria, logro que no hay que escatimar.

 

Los avances del estudio realizado en 207 mil 578 hogares, ubicados en los 400 municipios más pobres del país, entre 2013 y 2014, hablan de una disminución representativa en todos los índices de carencias sociales:

 

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-Carencia por acceso a los servicios de salud disminuyó en 23.7 puntos porcentuales, al pasar de 32.9% en el periodo 2013-2014 a 9.2% en 2015.

 

-Carencia por calidad y espacios de la vivienda se redujo 18.3 puntos porcentuales, al pasar de 56.7% al 38.4%.

 

-Carencia por servicios básicos en la vivienda pasó de 57% al 42.9%.

 

-Carencia por acceso a seguridad social  disminuyó más de diez puntos (de 97.6% al 87%).

 

-Rezago educativo descendió 6.1 puntos, al pasar de 32.7% a 26.6%.

 

También es cierto, como afirma el subsecretario de Desarrollo Social y Humano de la Sedesol, Ernesto Nemer Álvarez, que la Cruzada Nacional Contra el Hambre ha permitido llegar a donde nadie había llegado antes para garantizar a los mexicanos más pobres, su acceso a la alimentación, a través de los comedores comunitarios. Por cierto, el funcionario destacó la participación comprometida y solidaria de 70 mil cocineros voluntarios que ha sido fundamental para avanzar en el objetivo.

 

En otras administraciones, tanto panistas como priistas, “combatir el hambre” sólo formaba parte de los bonitos discursos, acotan los observadores.

 

Si bien es cierto que el reto de abatir la pobreza extrema alimentaria en el país es aún muy grande, paso a paso las acciones de la Cruzada que implementa el gobierno federal están permitiendo que la vida de millones de mexicanos se transforme para bien, tal y como lo muestran las evaluaciones del Coneval, recordó Nemer durante un recorrido que realizó por Cuautitlán Izcalli, uno de los municipios más fregados del país, al que se ha destinado un presupuesto de 375.4 millones de pesos para programas sociales desde el inicio de la actual administración, y en donde operan 25 comedores comunitarios que dan alimento a más de dos mil 600 personas.

 

Por cierto, llama la atención que dos terceras partes de los poco más de mil municipios atendidos por la Cruzada Nacional Contra el Hambre se encuentren en zonas urbanas. Por eso, casi la mitad de los cuatro mil 283 comedores comunitarios se han instalado en dichas zonas. Y nosotros que creíamos que sólo en las regiones más alejadas de las grandes ciudades pululaban quienes no tenían ni para comer, apuntan los analistas bisoños. ¡Pues ya vimos que no! Ahí les van otros datitos:

 

El 69.3% de los pobres de México viven en zonas urbanas (tres de cada cuatro personas), de las cuales 41.7% viven en pobreza (38.4 millones de personas); 50% en extrema pobreza, y 74.3% en pobreza moderada. El 50% de la pobreza urbana se concentra en 131 localidades con más de 100 mil habitantes; 22% en 499 localidades de 15 mil a 99 mil 999 habitantes; y el 28.4% en tres mil 21 localidades de dos mil 500 a 14 mil 999 habitantes.

 

De ahí pues la importancia de que la política social que implementa el gobierno federal esté contribuyendo a hacer efectivos los derechos sociales; a elevar la calidad de vida de los mexicanos que menos tienen mediante acciones de acceso a la educación (becas y capacitación para el acceso a proyectos productivos). Y que el mismo gobierno está convencido de que la mejor manera de acabar con el ciclo de la pobreza generacional es el trabajo y la generación de ingreso y autoempleo, acciones que van más allá de una política asistencialista.