CINCINNATI. A las puertas del Abierto de estados Unidos, que comienza en una semana, el suizo Roger Federer, de 34 años, ha hecho lo que parecía imposible, reinventar su juego y demostrarlo al dominar, con autoridad, a un rival de la jerarquía del serbio Novak Djokovic, a quien derrotó en la Final del torneo de Cincinnati.
Federer logró el título 87 de su carrera y se presentará al sorteo del último Grand Slam de la temporada, que tendrá lugar este jueves, como gran favorito para conquistar un título que ha levantado ya en cinco ocasiones, de 2004 a 2008 de forma consecutiva, aunque no ha clasificado a la Final desde 2009. De hecho no gana un Grand Slam desde 2012.
En la semana de Ohio, Federer no ha cedido ni un sólo set y ha puesto en práctica sobre la pista los consejos de su entrenador Stefan Edberg, quien siempre ha señalado que si su pupilo es capaz de mantener su esquema agresivo podrá prolongar su vida deportiva.
Durante este torneo, Federer ha puesto en práctica uno de los recursos que más pueden desquiciar a un rival cuando se ve agobiado con su segundo servicio: resto rápido muy cerca de la línea de saque y subida a la red a continuación, para tomar desprevenido al contrincante, que o falla ante la intrépida estrategia, o entrega el punto fácil para que Federer lo machaque luego.
No obstante, parece que la nueva táctica de Federer no sienta demasiado bien al resto de los tenistas, que ven en esta actitud una “sobrada” o falta de respeto, similar a cuando a un futbolista le hacen un “túnel” o un “sombrero” a un rival durante un partido.