VIENA. La Policía austríaca ha contabilizado 71 cadáveres en el interior del camión frigorífico abandonado en el este de Austria, país en el que el vehículo entró desde Hungría, donde hoy fueron detenidas cuatro personas presuntamente implicadas en este caso, que ha conmocionado a la sociedad austríaca.
“Si ayer reportamos que se trataba de entre 20 y 50 personas, hoy lamentablemente tenemos que dar a conocer que son 71 personas”, dijo el director de la Policía del estado federado de Burgenland, Hans Peter Doskozil, en rueda de prensa en la ciudad de Eisenstadt, cerca de la frontera con Hungría.
El responsable policial añadió que 59 de las víctimas eran hombres, ocho mujeres y cuatro menores.
“Se ha encontrado un documento de identidad sirio, así que suponemos que se trata de un grupo de refugiados sirios”, afirmó Doskozil, al tiempo que excluyó explícitamente que las víctimas sean de África.
El camión de 7.5 toneladas y un compartimento de carga de apenas cinco metros de longitud fue encontrado en la mañana del jueves aparcado en una zona especial para averías en la autopista A4, entre el lago Neusiedl y la localidad de Parndorf, en Burgenland, estado federado fronterizo con Hungría.
Se calcula que las víctimas habían muerto entre 36 y 48 horas antes. Con temperaturas en torno a los 30 grados, varios testigos indicaron que el olor era insoportable.
Los agentes necesitaron casi 24 horas para contabilizar el número de cuerpos que hallaron superpuestos unos encima de otros, en estado de descomposición, pues tuvieron que bajar primero las temperaturas, para lo cual llevaron el camión a las instalaciones de un centro veterinario que cuenta con un sistema especial de refrigeración.
En el correr de este viernes los cadáveres serán transportados al centro de medicina forense de Viena y sometidos a sendas autopsias para establecer individualmente las causas de la muerte, así como para intentar identificarlos.
Mientras se espera el resultado de las autopsias, todo indica que las víctimas fallecieron asfixiadas, al estar encerradas en una cámara frigorífica sin ventanas y sellada herméticamente.
Por otra parte, Doskozil explicó que la ruta del camión ha sido “verificada” por las autoridades.
“El vehículo salió el miércoles por la mañana de Hungría, al sur de Budapest, y fue encontrado en la zona de Neusiedl/Parndorf (el jueves), donde estuvo con toda seguridad más de 24 horas”, dijo.
Los policías austríacos cuentan en este caso con la colaboración de sus colegas de Hungría, que han detenido a tres personas supuestamente implicadas: dos búlgaros -uno de origen libanés- y un afgano, que estaba en posesión de un documento de identidad húngaro.
“Los detenidos son el dueño del vehículo, y los otros dos son con seguridad los conductores. Los dos niveles más bajos de una estructura organizada de traficantes de personas”, precisó Doskozil.
La agencia húngara MTI informó poco después, en base a fuentes de la Fiscalía General de Hungría, de otro detenido más, de nacionalidad búlgara.
La Justicia húngara deberá ahora decidir si impone la prisión preventiva a las tres personas que fueron detenidas por una orden europea de captura dictada por la Fiscalía de Eisenstadt.
El director de esa Fiscalía, Johan Fuchs, dijo que se estudia inculpar a los sospechosos de “tráfico ilícito de personas, conato de exposición al riesgo de vida con consecuencia fatal e incluso asesinato”.
La ministra austríaca del Interior, Johanna Mikl-Leitner, insistió hoy en la necesidad de una solución común en la Unión Europea ante la masiva llegada de refugiados, de forma que éstos tengan un camino legal para acceder a un país seguro y no tengan que recurrir a los traficantes de personas.
“Los traficantes son criminales y no meros ayudantes de refugiados”, dijo la ministra.
En el mismo sentido se pronunció hoy en Ginebra la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
“Esta tragedia demuestra la crueldad de los traficantes de personas, que han expandido su negocio desde el Mediterráneo hasta las carreteras de Europa”, dijo la portavoz de ACNUR, Melissa Fleming.
Fleming consideró que la crueldad con la que actúan los traficantes “subraya su falta de consideración por las vidas humanas y que su única preocupación es el dinero”.
Agregó que también pone en evidencia la desesperación de las personas que buscan una nueva vida en Europa, que ven como única alternativa ponerse en manos de esos criminales.