El llamado a la deportación masiva de millones de inmigrantes que viven en Estados Unidos sin autorización legal —formulado por el aspirante a la candidatura presidencial republicana Donald Trump— evoca una remoción en gran escala de numerosas familias mexico-estadunidenses hace 85 años.

 

Durante la Gran Depresión, las ciudades y condados del suroeste y centro-norte de Estados Unidos obligaron a los inmigrantes mexicanos y sus familias a salir de Estados Unidos, por la preocupación de que estuviesen privando de empleos a los blancos pese a su derecho legal a permanecer en el país.

 

Como resultado, entre medio millón y un millón de inmigrantes mexicanos y mexico-estadunidenses fueron obligados a salir de Estados Unidos durante la repatriación de la década de 1930.

 

En ese entonces los inmigrantes fueron forzados a irse a México, a veces desde lugares públicos y a menudo sin un procedimiento formal. Otros, asustados por la amenaza de violencia, se fueron voluntariamente.

 

Un 60% de los que se fueron eran ciudadanos estadounidenses, según varios estudios. Testimonios posteriores indican que las familias perdieron la mayoría de sus posesiones y que algunos murieron tratando de regresar. Vecindarios enteros en ciudades como Houston, San Antonio y Los Angeles se vaciaron.

 

El impacto de la experiencia sobre los hispanos sigue repercutiendo, dicen expertos y activistas. “Sentó el tono para deportaciones posteriores”, afirmó Francisco Balderrama, profesor de estudios chicanos en la California State University (Universidad Estatal de California, Calstate) en Los Ángeles.

 

Hace dos semanas Trump dijo que, de ser elegido presidente, expandiría las deportaciones y pondría fin al “derecho de ciudadanía” de los niños nacidos en Estados Unidos a inmigrantes que estuviesen en el país sin autorización. Según su plan, los hijos de inmigrantes nacidos en Estados Unidos también serían deportados junto con sus padres y a México se le pediría colaborar para erigir un muro a lo largo de la frontera común.

 

“Son ilegales”, afirmó Trump sobre los nacidos en Estados Unidos de padres que viven sin documentación legal. “O se tiene un país o no se tiene”.

 

Sus comentarios sobre inmigración indican la impresión negativa que tiene Trump entre los hispanos. Una encueta de Gallup del 24 de agosto halló que los hispanos daban a Trump una calificación negativa más que positiva por una diferencia de 51 puntos porcentuales.

 

Algunos partidarios de los inmigrantes señalaron la reciente expulsión del prominente periodista hispano Jorge Ramos de una conferencia de prensa de Trump en Iowa la semana pasada como una metáfora del deseo del candidato republicano de echar a los hispanos de Estados Unidos.

 

Trump “debería escuchar la advertencia siguiente: nuestras comunidades de hispanos o inmigrantes no olvidarán el modo en que lo trató”, dijo en una declaración el Movimiento para una Reforma Inmigratoria Justa con sede en Washington DC.

 

Ramos, un conductor de Univision, fue expulsado de la conferencia de prensa cuando intentó preguntar a Trump sobre su plan de inmigración. Trump interrumpió a Ramos diciéndole que no era su turno y le dijo “Vete de vuelta a Univision”.

 

Ramos decía “no puede deportar a 11 millones de personas” mientras era expulsado. Más adelante se le permitió volver a entrar.

 

Trump ha dado pocos detalles acerca de su propuesta de deportación masiva. El American Action Forum, organización de inclinación conservadora, concluyó en un informe que la deportación de más de 11 millones de inmigrantes que residen en Estados Unidos sin autorización costaría entre 400 mil y 600 mil millones de dólares y tardaría unos 20 años.

 

La deportación masiva de la década de 1930 “destruyó familias y muchos hijos jamás volvieron a ver a sus padres”, afirmó Balderrama, coautor de un libro sobre la repatriación junto con el ya fallecido historiador Raymond Rodríguez, quien atestiguó ante un comité estatal de California que vio a su padre por última vez cuando tenía 10 años.

 

Ese legado persiste en canciones, a menudo transmitidas por las radios hispanas, que aluden a deportaciones masivas y la separación de los seres queridos, dijo Lilia Soto, profesora en la Universidad de Wyoming.