Miami, Las Vegas y San Francisco son las “capitales” del tatuaje en Estados Unidos, considerado como arte por unos y por otros, en alusión al crimen, como la modificación del color de la piel mediante un dibujo o texto plasmado con agujas que inyectan tinta en la epidermis de una persona.

 

Uno de los lugares preferidos para los amantes de esta milenaria costumbre es Miami Beach, donde abundan los negocios que se dedican a este trabajo por el cual pueden cobrar desde 100 dólares por un tatuaje sencillo hasta miles por uno complicado.

 

Pero en el número 1218 la Avenida Washington de Miami Beach llama la atención un negocio en especial: “Miami Tatto Co.” que desde hace varios meses ofrece borrar los tatuajes gratis a mujeres que han sido víctimas de tráfico sexual.

 

Para estas mujeres muchas veces las cicatrices de su pasado viven en tatuajes, incluso después de que estén libres.

 

Su dueña Amor Sierra, hija de padres inmigrantes de Cuba y Honduras, dice que dejó su trabajo en el mundo corporativo para adquirir el local hace dos años y medio como “una señal de Dios” en su Iglesia Cristiana y para ayudar a estas personas.

 

“Yo antes pensaba que eso del tráfico sexual sólo sucedía en otros países no aquí en Estados Unidos”, señaló a Notimex Sierra sentada en uno de los sillones que adornan su local en la concurrida Miami Beach.

 

Sierra cuenta “una de las formas de los pimps (padrotes) para marcar a las mujeres como de su propiedad son los tatuajes, muchas veces con los nombres de ellos”, apuntó Sierra.

 

Señaló que uno de los casos más dramáticos que han tenido fue el de una chica de 19 años que estuvo capturada y amenazada por su pimp durante cinco años en Tampa.

 

“Ella tenía tatuado el nombre del pimp cerca de la ingle y fue bien impresionante verla dos días seguidos como cambió desde que llegó y cuando al fin le quitaron ese tatuaje se liberó del miedo”, apuntó.

 

En Estados Unidos miles de mujeres y niñas son forzadas al tráfico sexual cada año y el sur de Florida es la tercera área de Estados Unidos para el tráfico sexual, de acuerdo con el Departamento de Justicia.

 

Sierra comentó que muchas veces los tatuajes de las víctimas se borran y otras veces se cubren.

 

La labor que realiza Sierra en su negocio se complementa con una misa todos los domingos en su local, la cual es oficiada por un sacerdote.