BERLÍN. La ciudad de Múnich, al sur de Alemania, se declaró hoy desbordada y sin camas suficientes ante la llegada de miles de refugiados en las últimas horas y la previsión de que sigan los flujos migratorios desde Austria todo el fin de semana.
“Ya no sabemos qué podemos hacer con los refugiados”, declaró a la prensa el alcalde de la capital de Baviera, el socialdemócrata Dieter Reiter, quien reclamó a los otros estados federados que asuman también su responsabilidad.
Las autoridades locales estiman que hoy llegarán a Múnich alrededor de 10 mil nuevos solicitante de asilo, ya que, desde la medianoche hasta las 10.30 hora local (08.30 GMT), en la estación central se habían registrado ya 3.600 entradas, un nuevo récord.
La capital de Baviera, la primera gran ciudad alemana que desde hace semanas encuentran los refugiados en su ruta desde los Balcanes y Hungría por su cercanía a la frontera con Austria, ha preparado 5.200 plazas de emergencia para alojar a los recién llegados, pero no son suficientes.
Según estimaciones realizadas ayer por el titular alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se espera que este fin de semana Alemania reciba 40.000 nuevos solicitantes de asilo.
Varios ministros regionales de Interior han avanzado que sus territorios están ya saturados.
“Pueden venir aquí si lo desean para saber qué significa estar al límite”, les invitó el alcalde de Múnich, quien apeló a la canciller alemana, Angela Merkel, y al resto de estados federados a no dejar sola a Baviera.
Desde Berlín, en un acto de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), Merkel garantizó la cooperación del Estado central con las autoridades regionales y locales, convocadas a una cumbre el 24 de septiembre para aprobar nuevas iniciativas con las que hacer frente a la situación.
De acuerdo con las últimas previsiones del Gobierno federal, este año Alemania podría recibir 800.000 refugiados, frente a los 200.000 del año pasado.
Merkel volvió a instar hoy a la solidaridad europea y a la responsabilidad de todos los socios comunitarios para repartir la carga, aceptar las cuotas y no dejar a nadie sin protección.
Ante las críticas recibidas del Gobierno de Baviera, que lidera la conservadora CSU, partido hermano de la CDU de Merkel y socio en la gran coalición de Berlín, la canciller defendió su decisión de abrir las fronteras el pasado fin de semana ante la situación de emergencia existente.
Mientras continúan los esfuerzos de las autoridades y de innumerables organizaciones y voluntarios para acoger a quienes llegan en tren o en coche a suelo bávaro, el vecino estado de Renania del Norte Westfalia se ofreció a recibir a 1.500 personas, que emprendieron viaje hoy mismo.
Por su parte, el Ejecutivo de la ciudad-estado de Berlín informó de que esta noche llegará a la capital un nuevo tren fletado especialmente para trasladar desde Salzburgo (Austria) a 552 refugiados.
Efectivos del Ejército han participado en el acondicionamiento de un polideportivo en un barrio del oeste de la capital para acoger a este grupo, un albergue provisional que se suma a las distintas instalaciones que Berlín está adaptando para alojar a los solicitantes de asilo.
Al mismo tiempo, cientos de refugiados siguen su camino hacia el norte para llegar a Suecia, a través de Dinamarca o a borde de los transbordadores que parten de las localidades costeras del mar Báltico.
OBO