NUEVA YORK. ¿Acaso alguien duda que hoy por hoy Novak Djokovic es el tenista más ágil, el mejor físicamente y, ante todo, el más fuerte mentalmente?

 

La noche del domingo en Flushing Meadows, Djokovic básicamente se encontró solo contra el mundo. Bueno, su esposa Jelena, su cuerpo técnico, un puñado de amigos y el actor Gerald Butler estaban con él.

 

Esencialmente, el serbio se topó con una situación incómoda, de esas que achican a cualquiera. Los casi 24 mil espectadores vinieron a ver a Roger Federer conquistar su título 18 de Grand Slam. Pero, el número uno del mundo, se encargó de desbaratar sistemáticamente al astro suizo, con todo y su tenis ofensivo y rejuvenecido a sus 34 años.

 

Djokovic neutralizó el “Ataque Sorpresa de Roger”, la nueva táctica del suizo en la que sube hacia la red para devolver el saque del rival. El primer intento le salió, pero luego no pudo repetirlo con éxito cuando el serbio respondió con un globo y un saque fuerte.

 

Federer lo intentó todo, pero Djokovic tiene el talento innato de obligar a que el rival tome decisiones imprudentes y se vea obligado a la perfección absoluta.

 

Su victoria coronó la segunda temporada del serbio con tres títulos de Grand Slam. A diferencia de 2011, este año alcanzó las Finales de todos, sólo perdió perdiendo ante Stan Wawrinka en el Abierto de Francia.

 

También se convirtió en el octavo hombre en la historia con 10 títulos de Grand Slam, junto a Federer (17), Rafael Nadal (14), Pete Sampras (14), Roy Emerson (12), Bjorn Borg (11), Rod Laver (11) y Bill Tilden (10).