El gobierno del presidente egipcio Abdelfatah Al-Sisi emitió una orden para prohibir a los medios de comunicación nacionales e internacionales que difundan cualquier tipo de información sobre la investigación para clarificar el ataque militar en el cual fueron asesinados ocho turistas mexicanos y seis más resultaron gravemente lesionados.
A través de la Agencia de Noticias del Medio Oriente (MENA, por sus siglas en inglés) -órgano oficial de comunicación social del gobierno egipcio- la Fiscalía General de ese país informó que la medida pretende “proteger la integridad de la investigación”, de acuerdo con agencias egipcias e internacionales.
Según el reporte de Ahram Online, el asistente del fiscal general Zakaria Osman, explicó a los reporteros que la prohibición -ya bautizada de “orden mordaza”- aplicaría para medios audiovisuales (televisión y radio), periódicos impresos y páginas de internet tanto nacionales como internacionales; además señala que sólo se permitirá replicar la información que emita la Fiscalía o el gobierno egipcio.
El comunicado especifica que la orden tendrá efecto hasta que la investigación del gobierno haya concluido. La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) no tuvo disponibilidad para emitir una opinión o comentario sobre el tema; de acuerdo con personal del área de Comunicación Social, se debe principalmente a la diferencia de siete horas entre el horario de México y aquel país.
Acusado por organismos internacionales como Human Rights Watch (HRW) de violar los derechos humanos de manera sistemática, al aplicar la violencia del estado bajo pretexto de “imponer el orden”, el presidente Al-Sisi ha implementado la “orden mordaza” en otras ocasiones y ante casos controversiales para silenciar a la prensa.
Un reporte del Departamento de Estado de Estados Unidos, entregado al Congreso de aquel país en mayo de 2015, encontró que “una serie de iniciativas ejecutivas, nuevas leyes y actos jurídicos restringen severamente la libertad de expresión y a la prensa, la libertad de asociación, de reunirse de manera pacífica y el debido proceso (legal), y restan posibilidades de alcanzar un gobierno democrático”, reportó HRW.
Otros casos
Por ejemplo, el pasado 2 de julio el gobierno emitió una orden para evitar que los medios egipcios investigaran, reportaran o difundieran cualquier tipo de información sobre el atentado que ocasionó la muerte del entonces fiscal general Hisham Barakat. Como acaba de hacer ante el asesinato de ocho mexicanos en el desierto occidental, el presidente Al-Sisi prohibió la cobertura periodística y señaló que sólo debían ser replicados los comunicados oficiales de su gobierno.
Después del atentado, el presidente decretó una ley “antiterrorista” para imponer severas multas e incluso cárcel a los periodistas que contradigan en sus reportajes las versiones oficiales del gobierno sobre los ataques terroristas, reportó en julio la agencia Euronews; además, la ley protege de cualquier “consecuencia legal” a los policías y soldados que hagan uso de la fuerza durante los ataques.
Antes, el gobierno del general Al-Sisi encarceló a tres periodistas de la agencia internacional Al-Jazeera acusándolos de “difamar” al país.
En febrero de este año, el fiscal general egipcio también prohibió dar cobertura al caso de la activista Shaimaa el-Sabbagh, asesinada por policías durante una manifestación pacífica en la plaza de la Liberación o Tahrir Square, en la ciudad de El Cairo. En ese caso en particular, los medios registraron en video y foto el momento en el cual los policías dirigen sus armas hacia ella y le disparan, después de que una voz ordena abrir fuego.
Las críticas de la prensa internacional y organismos defensores de derechos humanos reclamaron al gobierno del presidente Al-Sisi el excesivo uso de la fuerza contra la población civil; la fiscalía general cerró el caso de la activista culpando de su asesinato únicamente al policía que disparó.
El general Abdelfatah Al-Sisi fue electo presidente tras el golpe de estado al ex mandatario egipcio Mohamed Morsi en 2013. La fracción del ejército comandada por los partidarios de Al-Sisi fue la que dirigió el golpe contra Morsi. El entonces presidente le había entregado al general el control de las fuerzas armadas apenas un año antes, tras la caída del dictador Hosni Mubarak como resultado de la Primavera Árabe.