Aunque el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, llega a su Tercer Informe con aciertos, como la inédita restructuración de su gabinete o la muestra de que es posible desvincular el salario mínimo como unidad de medida, también arrastra polémicas como la de ex secretarios de su gabinete involucrados en presuntos conflictos de interés o una creciente oposición vecinal a sus obras.

 

En el último año, Mancera Espinosa obtuvo éxitos en materia de política laboral local –con la colaboración del PRD en la Asamblea Legislativa- como la desvinculación del salario y la creación de la Unidad de Cuenta del Distrito Federal o la inclusión en nómina de personal de honorarios, lo cual prometió hace un año.

 

Sobre el tema, tras un intenso diálogo con el Congreso de la Unión, en diciembre pasado el Gobierno de Miguel Ángel Mancera casi se echaba a la bolsa otro triunfo: la aprobación de la desvinculación del salario mínimo a nivel nacional, pero en la última sesión de diciembre el PAN en el Senado reventó el quorum sin votar la iniciativa.

 

Otro caso de éxito fue la Ley para Prevenir, Eliminar y Sancionar la Desaparición Forzada de Personas y la Desaparición por Particulares, presentada dos meses después de que desaparecieron 43 estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero y promulgada en mayo pasado por el jefe de Gobierno.

 

El abrupto anuncio de Mancera solicitando la renuncia a todo su gabinete legal y ampliado para someterlo a una evaluación le generó bonos al Jefe de Gobierno, pues fue una acción inédita en el Distrito Federal y le permitió tomar un aire de cara a la segunda mitad de su mandato.

 

Sin embargo, pese a que en la clase política fue bien recibida la decisión, criticaron enroques como el de Héctor Serrano, que pasó de la poderosa Secretaría de Gobierno a la de Movilidad, y quien fue criticado por Morena de ser el presunto responsable de irregularidades cometidas en las elecciones de junio.

 

Los oscuros

 

Si bien el Jefe de Gobierno tuvo un año marcado por aciertos, tampoco estuvo exento de polémicas, como la de su ex secretario de Obras, Alfredo Hernández, quien en marzo fue removido del cargo por presuntamente otorgar contratos a una empresa en la que trabajaba su esposa.

 

Esto dio pie a que Mancera lanzara en mayo un acuerdo de Políticas de Actuación para Prevenir y Sancionar el Conflicto de Intereses, encaminadas a blindar la actuación de los funcionarios capitalinos; durante agosto se recabaron más de 24 mil declaraciones de no conflicto de interés con particulares.

 

Y fue justo el ex secretario de Obras, Alfredo Hernández, quien en el marco de la Glosa del Segundo Informe de Mancera anunció ante diputados locales que la Línea 12 del Metro sería reabierta de manera gradual, iniciando con dos estaciones en mayo y otras tres en junio, lo cual no ocurrió.

 

En materia de obras el Gobierno de Miguel Ángel Mancera tuvo sus mayores críticas, pues los anuncios como la construcción del deprimido vial de Río Mixcoac y más recientemente la del Corredor Cultural Chapultepec le generaron fuertes señalamientos por parte de grupos vecinales.

 

Sobre el deprimido de Río Mixcoac, al cruce con Insurgentes Sur, las dos críticas sustanciales por parte de vecinos fue que se talarían 855 árboles, se quitaría y un camellón y se sustituiría por un parque lineal que no tendría los mismos servicios ambientales, además de que la obra, según vecinos, está enfocada a beneficiar a dos torres de la zona: Mitikah y Manacar.

 

En cuanto al Corredor Cultural Chapultepec, vecinos de las colonias Roma Norte y Juárez emprendieron una campaña en la que denunciaron que con la obra se “vendería el espacio público”, pues el proyecto implica una concesión por 40 años al Banco Invex, de la cual el Gobierno cobrará como contraprestación sólo el 5%.