Un auténtico levanta muertos, es lo que hoy necesita Chivas. Y es que no podía ser de otra forma. Después de todo, parece que a José Manuel Chepo de la Torre se le ha hecho costumbre dejar a los últimos equipos que dirige en calidad de almas en pena.

 

Le pasó con la Selección Nacional, exactamente hace un año, que por poco le cuesta al futbol mexicano no ir a la Copa del Mundo de Brasil, y ahora sucedió con Chivas, a las que tiene al borde del precipicio del descenso, y que deja, como dice el artillero Omar Bravo, “vacíos, sin alma y vulnerables”. Ahora, el papel de Matías Almeyda es de ser un revulsivo similar a lo que en su momento fue Miguel Herrera para el Tri.

 

No es para menos, la situación en Guadalajara tocó fondo cuando su capitán y goleador histórico, Omar Bravo salió a confesar el estatus del equipo: “El equipo está vaciado completamente. Hoy el equipo carece de alma, todavía no nos recuperamos”.

 

Y ante situaciones desesperadas, acciones desesperadas. Por eso el dueño, Jorge Vergara, buscó sacudir a su plantel, no importa si para ello tenía que traer a un tipo con escasa experiencia en Primera División, no porque Almeyda sea un simple motivador. El trabajo tiene que hacer en Chivas es devolverles el alma, la moral y hasta las formas.

 

“Igual yo he fallado como capitán, porque cuando tantas cosas se filtran al exterior hacen que el equipo se sienta vulnerable”, se quejó Bravo.

 

Vergara sabe la gravedad del asunto, por eso no le han importado las formas para reconstruir, sin importar el pasado americanista de su mano derecha José Luis Higuera o el de Jaime Ordiales, hoy director deportivo rojiblanco.

 

Todo por levantar las ruinas que a su paso ha vuelto a dejar el Chepo de la Torre, antes en Selección Nacional y, hoy, en el equipo más mexicano de la Liga.