Reynaldo Vela Coreño, egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y Premio de Ingeniería de la Ciudad de México 2009, desarrolló el proyecto K-107, un sistema que consiste en una cápsula que resguarda la vida de hasta dos personas en su interior durante un terremoto de igual o mayor magnitud al que se registró el 19 de septiembre de 1985.
La iniciativa, que ya cuenta con patente y pone al país a la vanguardia en materia de Protección Civil, fue presentada el viernes, un día antes de la conmemoración de los 30 años del fatídico sismo que dejó más de 12 mil muertos y cientos de heridos en la Ciudad de México.
El ingeniero de 29 años y originario del municipio de Tepotzotlán, Estado de México, explicó que esta cápsula -única en el mundo- en forma de un huevo de dos metros de altura por 80 centímetros de ancho, es capaz de resistir 600 kilonewtons, es decir, una caída libre 30 metros.
En conferencia de prensa destacó que “esto nos va a permitir rescatar a la persona en cuanto localicemos la cápsula a través del GPS que viene integrado, así como las luces led, además de que cuenta con oxígeno hasta por 30 días, agua y alimentos en su interior”.
¿Cómo surgió el proyecto?
En entrevista exclusiva con la Agencia Informativa Conacyt, Vela Coreño explicó que su proyecto surgió hace cinco años cuando estudiaba dos cursos de biocombustible en Japón y Corea del Sur, donde se percató de que las estructuras que tienen los japoneses son ligeras y sismorresistentes, disipan la energía sísmica; sin embargo, cuando hay un terremoto, se desprenden los muros y objetos que cuelgan y se vuelven proyectiles para los humanos.
“En México, las estructuras no disipan la energía. Un terremoto muy fuerte puede resultar en un colapso total. Así trabajé la idea del proyecto: ¿Qué pasaría si tuviéramos un dispositivo, una cápsula que salvaguardara la vida de quien la utiliza durante un terremoto? La cápsula evitaría que el plafón te cayera encima, te electrocutaras o te intoxicaras“, señaló el investigador.
Fue así que por varios años se dedicó a investigar y a construir el software y la cápsula para que pudiera ofrecer esperanza a las víctimas de temblores fuertes. “Si diseñamos la cápsula para soportar lo que estas estructuras deben resistir, entonces podemos asegurar que la cápsula va a disminuir el riesgo de que no sobrevivas”, destacó Vela Coreño.
¿De qué materiales está hecha?
La cápsula está hecha de varios materiales, desde Kevlar hasta la aleación de polvo de titanio con acero en el armazón.
“Y lo tengo que decir, la mayoría de nuestros materiales son de importación, porque en México usamos un acero de baja calidad, aunque este sí pasa las normas de seguridad del país. Por ejemplo, la normatividad japonesa para la construcción es como cinco veces más estricta que la mexicana, sus materiales son de mejor calidad y aun así fallan”, apuntó el ingeniero.
Destaca tecnología de última generación
La cápsula está conectada a la alerta sísmica del país y tiene su propia alerta de respaldo, que es la que se ha utilizado en Japón, la que se encarga de detectar las ondas en un temblor, ambas se activan en cuanto empieza el siniestro.
Vela Coreño explicó que “si tienes una cápsula en la casa y de pronto se activa, en lugar de buscar el famoso triángulo de la vida, te introduces en la cápsula y una vez adentro te vas a dar cuenta, gracias al software que instalaremos, de la magnitud del temblor, el tiempo y la duración“.
Una vez dentro de la cápsula, el usuario tiene alimento para sobrevivir un mes, como por ejemplo amaranto y comida utilizada por astronautas de la NASA, un sistema de agua de consumo humano y un tanque de oxígeno, entre otras cosas, además cuenta con un sistema de localización GPS con el respaldo de una red de 18 satélites que permite una ubicación en tiempo real aunque se caigan las telecomunicaciones.
“Aunado a esto, estamos desarrollando un sistema de búsqueda para las cápsulas apoyado por drones”, afirmó.
De acuerdo a Vela Coreño, las dimensiones de la cápsula no superan a las de un refrigerador, el tamaño oscila entre 2 metros con 10 centímetros para adultos y 1 metro para niños.
“La cápsula tiene su propio banco de baterías de litio. La iluminación es Led. El único mantenimiento que se le tiene que hacer es cada medio año y consiste en cambiar el depósito del agua, y el del oxígeno que es cada dos años y medio”, comentó.
Además, en una inundación, la cápsula flota. También puede funcionar contra un incendio porque es hermética, incluso te puede proteger de los gases piroplásticos que se desprenden de una erupción volcánica, al menos durante un tiempo breve, aunque se está trabajando en una más resistente para estos casos.
Actualmente, el modelo básico tendría un precio aproximado de 22 mil pesos a 32 mil pesos y se prevé comercializar a partir del próximo mes de noviembre.
La capacidad de producción es de 30 cápsulas al mes. (Con información de Notimex y Agencia Informativa Conacyt)