SAN SEBASTIÁN. Benicio del Toro (Puerto Rico, 1967), ganador de un Oscar por Traffic, vuelve a estar en el corazón de la lucha contra el narcotráfico en Sicario, el filme de Denis Villeneuve ambientado en la frontera de México que ha presentado en la sección Perlas del Festival de San Sebastián.
“Es muy triste lo que está sucediendo en partes de México, la violencia se ha desbordado”, ha señalado a Efe el actor, casi un habitual del Zinemaldia, donde el año pasado recogió el Premio Donostia.
“Me viene a la mente lo que pasó en Iguala, en Guerrero, la desaparición de los 43 estudiantes. La investigación se demora, hay sospechas, pero no se da con los culpables. Son cosas que nos tocan a todos, especialmente si eres hispano“, ha añadido.
En Sicario, Del Toro interpreta a un consultor que, movido por la sed de venganza y con métodos poco ortodoxos, acompaña a un equipo de inteligencia estadunidense liderado por Matt Graver (Josh Brolin) a la zona fronteriza entre Estados Unidos y México para ayudar en la lucha contra los carteles de drogas.
En el equipo está también Kate Macer (Emily Blunt), una idealista agente del FBI que se enfrenta al clásico dilema de si el fin justifica los medios o si tiene sentido atenerse a las reglas, cuando el enemigo se las salta todas.
“Cuando leí el guión encontré ese ángulo muy interesante, porque es una guerra que la CIA y la DEA llevan 30 años luchando y nadie ha ganado, se mantiene un eterno empate”, señala el actor puertorriqueño.
“Lo que plantea la película, y en particular mi personaje y el de Brolin, es: ‘vamos a hacer un último esfuerzo, a batallar el fuego con fuego, porque llevamos años batallando el fuego con agua y no se apaga”, añade.
Blunt (Londres 1983), una de las actrices del momento, representa la otra cara de la moneda, el personaje que aún cree en la justicia y que tendrá que hacer elecciones difíciles. Un papel que, en algún momento de la preproducción, se sugirió que podría hacer un hombre.
“Lo que pasó es que, cuando aún no estaba cerrada la financiación, un inversionista le dijo al guionista que si el personaje fuera un chico, el trato estaba cerrado. Siendo mujer costó más, pero se mantuvo”, explica Blunt, que próximamente pondrá rostro a la protagonista de la adaptación del éxito de ventas La chica del tren.
“Este es un negocio que maneja números todo el rato, y siempre busca ganar más y más, y surge esta cuestión de comercio versus arte. Pero creo que las cosas están mejorando, cada vez hay más mujeres haciendo taquilla, y películas como esta son cada vez más frecuentes”, sostiene Blunt.
Villeneuve, que ya abordó el tema de la violencia en Enemy y Prisoners, sigue indagando en ella en esta cinta que plantea más preguntas que respuestas y que debutó en el circuito de festivales en Cannes en mayo, dejando muy buen sabor de boca.
“La película abraza la idea de que los humanos estamos siempre atrapados en espirales de violencia. Hasta hoy no hemos podido salir de ahí. Para mi el cine es un medio para explorar los miedos y la violencia forma parte del planeta en el que vivimos, nunca termina”, insiste.
El rodaje se llevó a cabo en la zona fronteriza, entre Texas y México. No pudieron rodar en Ciudad Juárez por cuestiones de seguridad, pero Villeneuve encabezó un equipo que viajó unos días a la ciudad para empaparse de ella.
“Yo vengo del mundo del documental, me gusta ser auténtico y saber de lo que hablo, por eso era crucial ir allí, aunque fue una visita muy breve“, explica el que será director de la secuela de Blade Runner.
“Lo que sentí fue mucha tristeza y mucho miedo. Vas caminando por la ciudad y, por un lado ves que todo está muy vivo, pero al mismo tiempo la gente lucha con el miedo. Hay rejas en las ventanas, calles vacías. Sobre todo me impresionó el miedo en las caras de los policías”, dice.