GUADALAJARA. Omar Bravo dijo que Chivas era un equipo sin alma e hizo el primer gol del partido. También acusó a los rojiblancos de ser un equipo vacío y marcó el segundo. No podía ser otro quien le devolviera algo de estirpe al Rebaño para una victoria más que oportuna, 2-1 sobre el Querétaro. Y, en ambos se dirigió a la tribuna, señaló el escudo y devolvió algo de vida, coraje y esperanza.

 

Mejor no pudo ser el debut del argentino Matías Almeyda en el banquillo tapatío. No es que el timonel hubiera hecho maravillas o revolucionado el planteamiento rojiblanco. A Chivas le bastó el orden, la puntería de Bravo y la fortuna en la nula efectividad de Gallos. Bueno, porque Guadalajara vuelve a ganar, porque la confianza es trascendental en un equipo que se juega semana a semana la permanencia y porque la próxima semana se viene el Clásico Nacional. Malo, porque precisamente para el duelo ante el América, Chivas no podrá utilizar a Marco Fabián, expulsado a 15 minutos del final del cotejo ante Querétaro.

 

Lo mejor fue que Bravo estaba con la puntería exacta y que Carlos Fierro encontró la manera de surtir esféricos al capitán. Ayer, le dio dos con ventaja, el primero sobre el minuto 21 que sirvió para el 1-0; y el segundo, que cerró la cuenta, llegó hasta al 56, mismo que Bravo definió de cabeza a poste contrario del arquero Volpi.

 

Por lo demás, Guadalajara recuperó en alma, en la enjundia de sus hombres que pelearon cada balón con el cuchillo entre los dientes; aunque cierto es que Chivas no fue mucho más que Gallos. Más efectivo: sí.

 

El descuento de Gallos, sobre el minuto 79, a cargo de Víctor Mike fue una muestra de la aun latente fragilidad rojiblanca, equipo que al menos, rebasó al Morelia en la tabla del descenso.