WASHINGTON. Estados Unidos repatrió hoy desde la prisión de Guantánamo (Cuba) al preso saudí Abdul Shalabi, uno de los reos más prolijos en las huelgas de hambre de los prisioneros del penal y quien, según el Ejército estadunidense, fue guardaespaldas de Osama bin Laden, informó el Pentágono.
En un comunicado, el portavoz del Departamento de Defensa, Peter Cook, explicó que la Junta de Revisión Periódica que evalúa los casos de los detenidos en la prisión determinó que su encarcelamiento ya no es “necesario para proteger” a EU.
Además, Shalabi no representa “una continua amenaza significativa para la seguridad” del país, según la evaluación de la Junta, indicó Cook.
El ex reo, de 39 años, fue uno de los primeros presos en llegar a la prisión ubicada en territorio cubano en enero de 2002 y, pese a ser considerado durante un tiempo como uno de los más peligrosos allí retenidos, nunca ha sido acusado de ningún delito.
En enero de 2010, un grupo de análisis del gobierno estadunidense lo clasificó como “prisionero indefinido”, al ser considerado como demasiado peligroso para ser liberado, pero sin pruebas suficientes para someterlo a juicio.
Sin embargo, la Junta de Revisión de los casos del penal levantó el pasado junio esta condición, después de que mejorara su actitud y demostrara no ser una amenaza para el país, además de confiar en el Gobierno saudí y en su programa de rehabilitación para extremistas islámicos.
Shalabi comenzó una huelga de hambre en 2005 para protestar por las condiciones de su detención y llegó a perder más de 50 kilos, siendo alimentado por sonda nasogástrica durante nueve años, según datos de su abogado.
Su liberación se produce apenas una semana después de que Estados Unidos transfiriera al preso marroquí Younis Abdurrahman Shokuri a su país, por lo que en la cárcel quedan 114 reos de los más de 700 que se alcanzó durante el cenit de la guerra contra el terrorismo islamista impulsada por el presidente George W. Bush.
La Casa Blanca ha prometido presentar un plan al Congreso para cerrar totalmente la prisión de Guantánamo antes de que finalice el mandato del presidente Barack Obama, en enero de 2017, pero persisten las reticencias de los legisladores a traer a territorio estadounidenses a los presos más peligrosos.
Una vez se transfiera el medio centenar de presos con el visto bueno para ser repatriados, quedarán 54 contra los que no existen pruebas que puedan usarse en un juicio (muchas obtenidas bajo tortura), pero han sido considerados peligrosos como para ser liberados.
Otra decena está a la espera de juicio o en el proceso de las comisiones militares (tribunales) para ser procesados como combatientes enemigos de Estados Unidos, y éstos serían los que eventualmente acabarían en prisiones de alta seguridad de EU.
Hasta la fecha, el Gobierno de Obama ha transferido a más de un centenar de presos, pero no ha aumentado significativamente el ritmo de repatriaciones, algo que deberá hacer si quiere llegar al final de su mandato con la prisión con visos de cerrarse.