SANTIAGO DE CUBA. El presidente Raúl Castro encabeza la ceremonia de despedida del papa Francisco, quien concluye el martes una visita de cuatro días a Cuba.

 

El pontífice partirá del aeropuerto internacional Antonio Maceo de Santiago rumbo a Estados Unidos.

 

“Gracias cubanos por hacerme sentir en familia”

 

En su último acto público en Cuba, antes de partir a Estados Unidos, el Papa Francisco sostuvo un encuentro con familias a las cuales les agradeció por hacerlo sentir como en casa durante su visita al país.

 

En la catedral de Santiago el pontífice escuchó los discursos pronunciados por el obispo local, Dionisio Guillermo García Ibáñez, y de una familia cubana que le contó de sus esperanzas y de su vida en común.

 

“Estamos en familia. Y cuando uno está en familia se siente en casa. Gracias familias cubanas, gracias cubanos por hacerme sentir todos estos días en familia, por hacerme sentir en casa. Este encuentro con ustedes es como la frutilla de la torta”, dijo, refiriéndose a la “cereza del pastel”.

 

Más adelante advirtió que sin familia y sin el calor del hogar la vida se vuelve vacía, comienzan a faltar las redes que sostienen en la adversidad, alimentan en la cotidianidad y motivan la lucha para la prosperidad.

 

Aseguró que la familia salva de dos fenómenos actuales: la fragmentación (la división) y la masificación. En ambos casos –insistió- las personas se transforman en individuos aislados fáciles de manipular y de gobernar.

 

Sostuvo que las sociedades divididas, rotas, separadas o altamente masificadas son consecuencia de la ruptura de los lazos familiares; cuando se pierden las relaciones que constituyen como personas y enseñan a ser personas.

 

Según el Papa la familia es escuela de humanidad, que enseña a poner el corazón en las necesidades de los otros, a estar atento a la vida de los demás.

 

“A pesar de tantas dificultades como aquejan a nuestras familias, no nos olvidemos de algo, por favor: las familias no son un problema, son principalmente una oportunidad. Una oportunidad que tenemos que cuidar, proteger, acompañar”, estableció.

 

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Papa insta a vivir la “revolución de la ternura”

 

En su visita al santuario de la Virgen patrona de Cuba, el Papa Francisco instó hoy a vivir “la revolución de la ternura”, porque –dijo- creer en el poder del cariño “es revolucionario”.

 

En el sermón de su misa, en el templo que custodia la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, el líder católico afirmó que día tras día, generación tras generación, los católicos son invitados a renovar su fe, a “salir de casa”, a tener los ojos y el corazón abiertos a los demás.

 

“Nuestra revolución pasa por la ternura, por la alegría que se hace siempre proximidad, que se hace siempre compasión y nos lleva a involucrarnos, para servir en la vida de los demás”, indicó.

 

“Nuestra fe nos hace salir de casa e ir al encuentro de los otros para compartir gozos y alegrías, esperanzas y frustraciones. Nuestra fe, nos saca de casa para visitar al enfermo, al preso, al que llora y al que sabe también reír con el que ríe, alegrarse con las alegrías de los vecinos”, agregó.

 

Aseguró que la Iglesia católica quiere servir, salir de los templos y de las sacristías para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad, tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación.

 

Insistió que, como lo hizo la Virgen, la Iglesia quiere acompañar todas las situaciones “embarazosas” de la gente, comprometida con la vida, la cultura, la sociedad, no “borrándose” sino caminando con los hermanos.

 

Reconoció que el alma del pueblo cubano fue forjada entre dolores y penurias que no lograron apagar una fe que se mantuvo viva gracias a las abuelas, las madres y otros que, “con ternura y cariño”, fueron signos de la presencia de Dios.

 

Constató que ni esas desgracias ni esas penurias lograron acabar con el amor del pueblo católico hacia la Virgen que surgió siempre como “luz disipadora de todo peligro” y “como rocío consolador” ante las mayores vicisitudes de la vida, cuando más cercana estaba la muerte o más próxima la desesperación.

 

“Este es nuestro cobre más precioso, ésta es nuestra mayor riqueza y el mejor legado que podamos dejar: como María, aprender a salir de casa por los senderos de la visitación. Y aprender a orar con María porque su oración es memoriosa, agradecida; es el cántico del pueblo de Dios que camina en la historia”, ponderó.

 

“Es la memoria viva de que Dios va en medio nuestro; es memoria perenne de que Dios ha mirado la humildad de su pueblo, ha auxiliado a su siervo como lo había prometido a nuestros padres y a su descendencia por siempre”, apuntó.  (Con información de Notimex y AP)