Esta mañana se reanudaron las clases en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Naucalpan, luego de que grupos de presuntos estudiantes conocidos como anarquistas abandonaran el plantel, no sin antes haber causado severos daños.
La toma de la institución educativa se prolongó por casi 24 horas, desde la tarde del pasado miércoles y hasta las 16:00 horas del jueves, un día antes de lo anunciado por los alumnos encapuchados, quienes pretendían realizar un paro de por lo menos 60 horas.
La Dirección del CCH Naucalpan explicó que el miércoles pasado, un grupo de estudiantes había programado una asamblea en la explanada del plantel, a las 13:00 horas, con motivo del aniversario de los acontecimientos de Ayotzinapa; la reunión transcurría con normalidad cuando un grupo de porros entró a provocar a la comunidad. De inmediato los funcionarios los replegaron y los sacaron del lugar.
Los lamentables hechos indignaron a la comunidad; los integrantes de la asamblea exigieron condiciones de seguridad y redactaron un pliego petitorio. Poco después, la Dirección lo recibió y dio puntual respuesta.
Sin embargo, no hubo tiempo de entregar dicho documento a los estudiantes porque un numeroso grupo de anarquistas encapuchados, armados con puntas, tubos, piedras y palos atacaron la puerta y las ventanas de la Dirección y desalojaron a quienes se encontraban en ella.
Posteriormente, los alumnos que habían organizado la asamblea intentaron conocer el contenido de la respuesta a sus peticiones, pero fueron agredidos por los encapuchados con insultos y amenazas, negándose a toda oportunidad de diálogo.
Para evitar una confrontación, la Dirección del Plantel pidió a los funcionarios que se retiraran y apoyó a los alumnos activistas para que abandonaran las instalaciones de forma segura, pues los jóvenes autodenominados “anarquistas” les impedían salir.
En un comunicado, la Dirección del Plantel Naucalpan condenó enérgicamente todo acto de violencia e intimidación contra los miembros de la comunidad e hizo un llamado a los profesores, alumnos y trabajadores para que juntos, y de manera institucional y pacífica, manifestaran el repudio a las posturas unilaterales y autoritarias que dañan los principios elementales de convivencia y transgreden la legislación universitaria.
También exigieron a los anarquistas encapuchados que devolvieran a la comunidad las instalaciones que tomaron de manera violenta, interrumpiendo con ello las labores académicas.
Poco antes de las 16:00 horas los anarquistas dejaron el plantel, tras lo cual personal de la UNAM, extinguió el fuego que consumía un cubículo de estudiantes en la planta baja del edificio “P”, en donde las llamas dañaron el piso de madera, mobiliario y equipo de cómputo.