Para quienes siguen el comportamiento de los mercados financieros, habrán notado que en los últimos meses hay una estrella del retail digital brillando a los niveles que hacen las compañías con la reputación más alta, concretamente Google y Apple. No es que no lo hayan sido antes, pero el movimiento ascendente que Amazon ha tenido en la bolsa tecnológica del Nasdaq durante los últimos meses sorprende, y abre una pregunta fascinante que quizá no tenga una respuesta clara, pero sí da pie para esbozar algunas hipótesis: ¿Por qué Amazon ha crecido tanto en el último año?
Los hechos: en los últimos doce meses, el valor de su acción se ha incrementado alrededor de 70 por ciento. Hoy la misma supera los 530 dólares, cuando durante el mes de Noviembre del año pasado llegaron a un precio de alrededor de 287 dólares por acción. El precio actual se acerca al de Google (654 dólares por acción), aunque la compañía de Seattle aún tiene un valor de capitalización distante al de la del famoso motor de búsqueda. Aun así, el remate del buen comportamiento en la bolsa por parte de Amazon, se confirma cuando se mira que su valor de capitalización superó al de la de la tienda minorista más grande del mundo, Wal-mart, con 250 mil millones de dólares para Amazon, frente a 204 mil millones de Wal-mart.
Los inversionistas claramente están premiando a Amazon, e incluso prevén que su valor pueda incrementarse aún más. ¿Qué está haciendo la empresa comandada por Jeff Bezos, de por sí ya con una etiqueta de innovadora que prácticamente la ha acompañado desde su nacimiento, para cautivar en tiempos de turbulencia financiera?
La respuesta, o al menos una de ellas, parece estar en un producto que hace honor a la innovación, pero también a un éxito de negocios: Amazon Prime. El servicio está disponible en Estados Unidos y algunos otros países, mediante el que por una membresía de 99 dólares al año, los consumidores acceden a un servicio de entrega gratuita de sus productos en un período de dos días, pero además, les da acceso a video y música digital vía sus servicios Prime Video y Prime Music, además de otros servicios como almacenamiento ilimitado de fotografías digitales (en la nube), y acceso a promociones exclusivas, entre otros.
Prime mezcla el negocio tradicional de comercio electrónico de Amazon con el de los servicios digitales que mediante una renta mensual están probando ser no solo un éxito, sino una tendencia a seguir para hacer sostenibles modelos digitales que no necesariamente quieren sustentar tanto su viabilidad en la siempre cambiante publicidad digital. Netflix, y Spotify, son los ejemplos más claros de ello.
La oferta ha resultado muy atractiva para los consumidores, y algunos analistas como RBC Research calculan que aproximadamente 40% de los clientes de Amazon son ahora miembros de Prime. Otro dato relevante de la misma consultoría es que solo 15% de aquellos clientes que no tienen Prime, gastan más de 800 dólares al año, en contraste con el más de 40% de los suscriptores de Prime, que están gastando más de esa cantidad. En otras palabras, la reconversión de los clientes del Amazon “tradicional”, en suscriptores de Prime, está incrementando el monto promedio invertido por usuario en la compañía. Una auténtica joya de negocios para Amazon y sus inversionistas.
La catastrófica noticia de la debacle de Volkswagen, podría entre otras cosas, no solo impactar a la innovación en la industria automotriz, ante la evidente necesidad de que la empresa tome acciones para proteger sus finanzas, sino a la innovación en tecnologías digitales aplicadas a diferentes industrias, entre ellas, la automotriz. La empresa alemana es hoy la compañía que más presupuesto destina a nivel mundial en Investigación y Desarrollo, superando los 13 mil 500 millones de dólares destinados a ese rubro. Le siguen Samsung, Intel y Microsoft, todos con inversiones superiores a los 10 mil millones de dólares. Por el bien de la innovación, ojalá esta línea de gasto del gigante alemán no se impacte de la forma en que parece evidente que ocurrirá.