El debate en Estados Unidos acerca de la posibilidad de los Vaqueros de Dallas de lograr salir adelante sin su quarterback franquicia, Tony Romo, está encendida. Desde los expertos que están convencidos totalmente de que, cuando Romo regrese, la nave está a medio hundir, hasta lo que confían en que se mantengan al menos con la mitad de partidos ganados y aspiren no sólo a llegar a la postemporada sino que hasta a ganar su División.

 

El problema grande para Dallas es que Romo no se lesionó solo, sino que perdieron también a su receptor Dez Bryant y la combinación restaría muchas yardas por partido a los Vaqueros. Hay quien estima que serían de 100 menos cada juego. Y eso es mucho.

 

Y está el tema del quarterback suplente, Brandon Weeden, de quien mucho se ha hablado sobre su escasa actividad y el récord perdedor que ostenta. Pero la mayoría de los juegos que perdió fueron con Cleveland, y ahora está en un equipo mucho mejor. De hecho, cuando entró a suplir a Romo envió siete pases y los completó todos, uno de ellos de anotación.

 

Por si acaso, los Vaqueros contrataron a Matt Cassel, de los Bills de Buffalo, para respaldo de Weeden, quien fue confirmado como el titular.

 

Sin embargo, para Dallas perder a sus dos mejores jugadores más de media campaña es un golpe que muchos analistas ven insalvable. Uno de ellos comparó la situación con unos Patriotas de Nueva Inglaterra sin Tom Brady y Rob Gronkowski. Simplemente un desastre.

 

Hay dos puntos a favor de los Vaqueros, uno muy destacado es que su defensa no es la misma que de costumbre. De hecho, dio un gran partido contra Filadelfia y paró al mejor corredor de la NFL, DeMarco Murray, quien les corrió sólo dos yardas.

 

La otra razón es que tampoco se quedaron sin receptores. Está Terrance Williams, que no es lo mismo, pero es estelar, y Jason Witten, quien anda en los ocho pases recibidos por juego. Con las circunstancias actuales tendrá que quedarse con unos 12, y de cómo lo haga dependerá mucho del futuro de su equipo.