BARCELONA. Cerca de 5.5 millones de catalanes votan mañana domingo en unos comicios al Parlamento regional que las formaciones nacionalistas desean convertir en un plebiscito para abrir el camino a la independencia de Cataluña, hipótesis que no permite la Constitución española.

 

Con 7.5 millones de habitantes, Cataluña es la segunda comunidad autónoma más poblada de España y tiene el Producto Interior Bruto más elevado de todas las regiones del país (199,786 millones de euros en 2014, un 18.9% del estatal).

 

Las encuestas vaticinan un triunfo de la candidatura Junts pel Si (Juntos por el Sí), que agrupa a soberanistas de distinto signo político y a representantes de movimientos sociales, con la intención, si pueden formar gobierno, de impulsar una vía hacia la independencia.

 

Esa hipótesis es rechazada por las principales fuerzas políticas españolas, el gobernante Partido Popular (PP, centroderecha) y el PSOE (socialista), que la consideran ilegal, aunque dirigentes de ambos partidos y del Ejecutivo central han subrayado otros argumentos, como el hecho de que la actitud soberanista está causando una fractura social en Cataluña.

 

También han advertido acerca de que la independencia llevaría a los catalanes a perder la nacionalidad española y a abandonar la Unión Europea y la ONU, entre otras instituciones multilaterales.

 

La salida de la UE – que los soberanistas no ven factible pero que ha sido confirmada por las autoridades de Bruselas – supondría una notable caída de la riqueza de Cataluña, advierten los partidarios de la unidad.

 

Entre ellos se han oído también las voces de grandes empresarios y banqueros, preocupados por las consecuencias de esa hipotética independencia en términos de descenso fuerte de la riqueza, que tardaría décadas en ser recuperada, por lo que algunos apuntan la posibilidad de marcharse de una Cataluña independiente.

 

Asimismo, líderes internacionales como el presidente de EU, Barack Obama; la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro británico David Cameron, entre otros, han tomado posición a favor de una España unida.

 

Los comicios catalanes van a tener lugar menos de tres meses antes de las elecciones generales en España, que todavía no tienen fecha pero que podrían ser el 20 de diciembre.

 

Por ello es previsible que, al margen del resultado del domingo, la controversia catalana siga estando presente en los próximos meses a través del debate para las elecciones españolas de final de año.

 

Uno de los factores que los expertos consideran que puede tener influencia es el grado de participación en las urnas.

 

Se da por hecho que el electorado independentista ya está movilizado, por lo que gran parte los partidos no soberanistas se centraron hasta la pasada medianoche – cuando acabó la campaña – en llamar a las urnas al electorado del área metropolitana de Barcelona, con 3.2 millones de habitantes y tradicionalmente menos proclive al independentismo.

 

En los actos de cierre de campaña, tanto el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, que acompañó al candidato del PP en Cataluña, Xavier García Albiol, como el líder de los socialistas españoles, Pedro Sánchez, y los de otras formaciones contrarias al secesionismo, animaron a los votantes no independentistas a acudir mañana a las urnas.

 

El presidente catalán, Artur Mas, que aspira a la reelección en la lista Junts pel Si, ha asegurado durante la campaña que bastará con tener mayoría en la Cámara – 68 de los 135 escaños – para avanzar en la secesión, pero entre los partidarios de ésta hay quienes consideran que debería ir acompañada de una mayoría de votantes entre quienes acudan a las urnas mañana.

 

Un total de 131,033 personas han solicitado votar por correo en estas elecciones catalanas, cifra que supone casi un 56% más que en los comicios de 2012, lo que el Gobierno regional de Cataluña interpretó hoy como un indicio de que mañana habrá un aumento significativo de la participación.