El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano John Boehner, anunció inesperadamente que abandonará su cargo a finales de octubre, una decisión que, dijo, responde a su deseo de proteger a la institución que lidera y evitarle “un daño irreparable”.

 

Su periodo al frente de los republicanos de la Cámara baja se había complicado a medida que ascendía el movimiento ultraconservador Tea Party, fuerte crítico de su gestión en numerosas ocasiones por considerarlo miembro del “establishment” y de la burocracia autocomplaciente.

 

“Prolongar la crisis que vive el liderazgo haría un daño irreparable a la institución”, dijo primero en un comunicado y después en una rueda de prensa, en la que explicó que tomó la decisión en las últimas horas, aunque era algo que tenía pensado hacer a finales del año pasado.

 

Sin embargo, la inesperada derrota de su “número dos”, Eric Cantor, en las primarias legislativas de 2014 le hizo reconsiderar la decisión para dar continuidad a su proyecto y no desestabilizar aún más al partido.

 

No obstante, pese a permanecer unos meses más al frente de la Cámara baja, y con una mayoría republicana recién ganada en el Senado, más de 30 congresistas de su bancada amenazaron con forzar un voto de censura sobre su posición como presidente, algo que podría haberle forzado a buscar votos demócratas para mantenerse en el cargo.

 

“El primer trabajo de cualquier presidente (de la Cámara) es proteger a esta institución que todos queremos. Mi plan era servir hasta el final del año pasado, pero me quedé para dar continuidad al proyecto republicano y la cámara”, explicó.

 

Asimismo, Boehner consideró que “no sería saludable” para el partido ni para el Congreso tener que pasar por un posible voto de confianza, porque lo que calificó su decisión como “un paso más para fortalecer” la institución.

 

“Hoy mi corazón está lleno de gratitud por mi familia, mis colegas y el pueblo del Octavo Distrito de Ohio. Dios bendiga a este gran país que me ha dado -al hijo del dueño de un bar de Cincinnati- la oportunidad de servir”, añadió.

 

Aun así, Boehner, de 65 años, trabajará hasta finales de octubre, por lo que aún deberá lidiar con el ala más ultraconservadora del partido para acordar con los demócratas el presupuesto para el próximo año fiscal y así evitar otro cierre parcial del Gobierno el próximo jueves.

 

Ante la noticia, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, calificó hoy a Boehner como “un buen hombre y un patriota”, y aseguró que, pese a sus desacuerdos, espera que su sustituto comprenda las dificultades de su trabajo, como él lo hizo.

 

En una comparecencia con los medios con motivo de la visita del presidente chino, Xi Jinping, Obama dijo que la renuncia anunciada por el líder republicano esta mañana le “pilló por sorpresa” y que inmediatamente le telefoneó para hablar “directamente con él”.

 

“John Boehner es un buen hombre, un patriota. Se preocupa profundamente por la Cámara, por sus votantes y por Estados Unidos”, dijo el presidente, quien reiteró la importancia de que supiera entender cuando se gobierna “la mayoría de las ocasiones no se consigue el 100 % de lo que uno quiere”.

 

Obama no fue el único sorprendido por el anuncio, incluidos sus propios compañeros de bancada, entre los que ha suscitado tanto elogios como reproches.

 

“Es un aliado, es un amigo y se convirtió en líder republicano en un momento muy difícil para este partido. Y como líder de una nueva mayoría, cambió el curso del Congreso y trajo reformas conservadoras en muchas áreas”, afirmó el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.

 

Para los senadores Marco Rubio y Ted Cruz, ambos precandidatos a la Presidencia del país en 2016, la renuncia de Boehner ha sido bien recibida, al considerar que “ya era hora de pasar página” y lamentar “la mala dirección” que ha tomado su partido en los últimos tiempos.

 

Tras el abandono de Boehner, quien lleva más de 25 años como congresista por Ohio y desde enero de 2011 liderando la Cámara baja, los legisladores deberán escoger a un nuevo presidente de la cámara.

 

Kevin McCarthy, actual número dos del propio Boehner, es el nombre que más suena en las apuestas dado su cargo, y a ojos del todavía presidente de la Cámara baja, “sería excelente” para ostentarlo.