En el tercer trimestre que concluye vimos indicadores de la economía de Estados Unidos y de México que ponen en duda su capacidad de crecimiento sostenido y están por arriba del promedio mundial.
En el caso de Estados Unidos, conocemos datos de una confianza al consumidor estancada que podrían limitar el crecimiento de una economía en la que el sector servicios representa alrededor de 65% del PIB. La inflación se mantiene “acotada” y no observamos por ahora cambios en las condiciones de materias primas y de los alimentos que nos permitan cambiar de opinión. Se tendrán datos de empleo este viernes que podrían generar movimientos de mayor volatilidad, pero al cierre de septiembre el promedio trimestral de creación de empleos podría haberse reducido en más de 10% vs el segundo trimestre, con problemas en el sector de bienes de producción. Al analizar el dato de producción industrial vemos crecimientos anuales modestos de apenas 1.0%. A lo largo del año hemos visto una clara desaceleración que podría haberse iniciado por la fortaleza del dólar y la debilidad en la demanda mundial de países como China y Japón en desaceleración.
En el caso de México, el crecimiento de la economía está apoyado por el consumo privado que tiene bases comparativas favorables, la creación de empleos a un ritmo positivo, incremento en las remesas internacionales y un mayor financiamiento bancario. Pero, ¿hasta dónde tendrá capacidad para seguir creciendo? A mediados de noviembre llega el “El Buen Fin”, seguramente con buenas alternativas entre oferta y esquemas de pago por parte de las empresas que participarán. Por su parte, la inflación muestra un desempeño positivo que ha generado crecimientos a tasas mínimas históricas y hasta ahora ese casi 16% de depreciación no ha tenido impacto en los precios, lo que pone en duda el nivel de “consumo real” que no permite trasladar los precios al consumidor final. La balanza comercial al mes de agosto trajo sorpresas negativas, pero queda claro que mientras la producción industrial en Estados Unidos no se recupere estaremos viendo riesgo en nuestras exportaciones. La confianza del consumidor se muestra muy limitada y pone en riesgo el motor de consumo privado.
Respecto a algunas materias primas, el petróleo ha registrado caídas de más de 24% en este trimestre, lo que genera dudas sobre los riesgos inflacionarios globales, pero además, las empresas del sector verán resultados débiles. La cotización del oro se movió con un promedio a la baja de 5%, la plata registra un ajuste de 9% y el cobre de 12%.
El peso mexicano se depreció casi 9% en el trimestre del año, lo que afectará al resultado neto de las empresas. Veremos dos tipos de resultados. Aquellas empresas en sectores como el de consumo y servicios, como el aeroportuario, por ejemplo, podrían verse favorecidas y las industriales tendrán afectación por el aumento en el costo del dólar, pero con precios de adquisición relacionadas con las materias primas hoy sumergidos.
Así inicia el proceso de revisión, estimación y expectativas de los reportes al tercer trimestre del año, con un sentimiento “negativo y de cautela” entre los inversionistas, por lo cual las bolsas vienen desarrollándose dentro de tendencias secundarias de baja.