El margen de ganancia por barril de petróleo para las empresas que decidan participar en la segunda licitación de la Ronda Uno, así como para el Estado, se mantiene en niveles positivos, incluso si la tendencia a la baja en el precio supera las expectativas internacionales.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, el costo promedio de extracción por barril en aguas someras nacionales se ubica en casi 13.4 dólares, por lo que al considerar el precio promedio en lo que va del año, de 47.57 dólares –lejos de los 86 dólares de 2014-, de acuerdo con datos de Pemex, la ganancia para las empresas y el Estado sería superior a 34 dólares.
Al considerar el promedio del costo de la extracción en Pemex, que se ubica entre 24 y 25 dólares, la utilidad obtenida por barril es de entre 22 y 23.5 dólares en aguas someras.
Algunos especialistas señalan que es probable que al basarse en el calendario de trabajo y la existencia certificada de recursos petrolíferos, en 2016 se podría iniciar la extracción de petróleo de los nueve campos que se licitarán hoy.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) estimó en los Criterios Generales de Política Económica que el año entrante el promedio del precio del petróleo se ubicará en 50 dólares por barril, por lo que de cumplir este escenario la ganancia se incrementa hasta 37 dólares por cada tonel extraído.
Otra ventaja que tienen los participantes de la segunda licitación es que el costo de exploración será menor, pues en una primera instancia se dedicarán exclusivamente a la extracción del hidrocarburo e incluso, algunos campos ya cuentan con infraestructura para las actividades de producción.
El panorama para campos terrestres, como los que se incluyen en la tercera licitación de la Ronda Uno, es todavía mejor, pues el costo promedio de producción por barril es de 10.7 dólares.
En esta licitación las condiciones para la extracción son similares a las de los campos en aguas someras, pero el costo de producción es menor y sus reservas son menores.
El propósito de la tercera licitación es que se empiecen a crear empresas nacionales para la industria extractiva, pues las exigencias de capital son menores.
Además, para la tercera licitación se modificó la estructura de la experiencia requerida para el desarrollo de los campos petroleros, pues las empresas sólo tendrán que acreditar el trabajo de los gerentes y no de sus antecedentes en la extracción de crudo.