BRUSELAS. Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció hoy la suspensión de sus actividades en Kunduz (Afganistán), luego de la muerte de al menos doce de sus empleados y otras siete personas en el bombardeo de un centro médico, el sábado.
“El hospital de MSF ya no está en condiciones de funcionar”, afirmó la portavoz de la Organización No Gubernamental (ONG) en Afganistán, Kate Stegeman, quien dijo no tener claro si el centro de salud volverá a abrir sus puertas un día.
“Los pacientes que se encuentran en estado crítico han sido transferidos hacia otros establecimientos médicos. Ningún empleado de MSF sigue trabajando en el hospital”, añadió.
El establecimiento de MSF era el único centro de salud capaz de tratar heridas de guerra en la ciudad afgana, donde la población civil sufre las consecuencias del conflicto que opone las fuerzas de la coalición internacional comandada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a los rebeldes talibanes.
La ONG acredita haber sido víctima de un ataque aéreo de parte de la coalición, a la que exigió una investigación “completa y transparente” del ocurrido.
Según su presidente, Meinie Nicolai, las fuerzas internacionales habían sido informadas de la exacta localización del hospital, por lo que “no se puede aceptar” que el incidente sea considerado como “daño colateral”.
“La planta principal del hospital fue repetidamente acertada de manera muy precisa durante cada incursión aérea, mientras que edificios cercanos permanecieron, en su mayoría, intactos”, observó MSF en un comunicado difundido el sábado.
Entre los muertos en el ataque, tres eran niños que se encontraban ingresados en el centro de salud. Otras 37 personas resultaron heridas.