El grupo automovilístico alemán Volkswagen anunció hoy que revisará a lo largo de 2016 los millones de automóviles afectados por la manipulación de las emisiones contaminantes en motores diesel, al tiempo que ratificó su compromiso con el total esclarecimiento del escándalo.
Según el plan de acción remitido por el consorcio a las autoridades alemanas, el arreglo de los vehículos trucados implicará cambios en el software en el caso de los motores de dos litros y, muy probablemente, reparaciones técnicas adicionales en los motores de 1.6 litros.
“Me he comprometido personalmente a aclarar hasta el final lo ocurrido”, afirmó el hasta ahora responsable de Finanzas de VW, Hans Dieter Pötsch, en una breve comparecencia ante los medios tras ser designado nuevo presidente del consejo de supervisión del consorcio.
Su elección se produjo en una reunión extraordinaria, quince días después de estallar el escándalo que precipitó la dimisión del consejero delegado de VW, Martin Winterkorn, y de cuatro altos cargos más, en medio de presiones del estamento político sobre el consorcio.
Horas después, el ministro alemán de Transportes, Alexander Dobrindt, confirmó que el grupo había enviado su plan de acción para reparar los motores manipulados en el último día del plazo que le habían dado las autoridades.
Volkswagen, explicó el ministro, remitió hoy un “escrito extenso” a la Oficina Federal de Vehículos a Motor en el que indica que espera tener el nuevo software para los motores de dos litros este año y comenzar a instalarlos a principios de 2016.
La solución técnica para los motores de 1.6 litros afectados -3.6 millones de vehículos en Europa- no se espera para antes de septiembre de 2016, por lo que, según Dobrindt, habrá que esperar a ver cuánto se prolonga todo el proceso.
Antes de la reunión del consejo de supervisión, el sucesor de Winterkorn, Matthias Müller, había ofrecido algunas respuestas en el diario “Frankfurter Allgemeine Zeitung” (FAZ).
La revisión de los vehículos afectados empezará en enero y se prolongará durante todo 2016, explicó Müller, para añadir que previsiblemente el número de autos afectados está por debajo de los once millones -la cifra facilitada hasta ahora por la empresa- aunque de todos modos “siguen siendo muchos”.
Los gastos de la operación correrán a cuenta de la compañía y el consejero delegado de Volkswagen no descartó que los motores pierdan potencia.
Sin embargo, se mostró convencido de que es más importante cumplir los objetivos de emisiones que renunciar quizá a tres o cinco kilómetros por hora en la velocidad máxima.
Müller no aventuró cifras sobre el coste de esa reparación a gran escala, aunque teóricamente el consorcio ha reservado 6,500 millones de euros para esta operación -“somos prudentes, cada día nos aporta mayor claridad al respecto”, afirmó-.
Tampoco se pronunció respecto a la sanción de hasta 18,000 millones de euros que, según los medios, deberá pagar a la justicia de EU. “Sólo conozco esa suma por la prensa”, señaló.
El objetivo principal del consorcio es recuperar la confianza de su clientela y de los inversores, indicaron tanto Müller como Pötsch.
Lo inminente es organizar la revisión y subsanar los daños técnicos; en paralelo se investigarán las responsabilidades de lo ocurrido, que, para Müller, implica a un círculo relativamente pequeño de cargos de la compañía.
“Empezaremos a saberlo en unas semanas, a la luz de los primeros resultados de las comisiones investigadoras, internas y externas”, explicó, para insistir en que las altas esferas del grupo no tenían por qué estar al corriente de esa práctica.
“¿Cree realmente que el consejero delegado de un consorcio conoce la vida interna del software de sus motores?”, respondió a una pregunta sobre Winterkorn, a quien se ha retratado como un perfeccionista que conocía hasta la última tuerca de cada modelo.
Sus explicaciones siguieron a la asamblea celebrada ayer en la sede central de VW, con asistencia de unos 20.000 trabajadores, ante la que Müller anunció una revisión completa de su plan de inversiones para hacer frente a las consecuencias financieras del escándalo.
Müller habló de medidas dolorosas, pero desde el comité de empresa se ha tratado de tranquilizar a la plantilla -590.000 trabajadores en todo el mundo, repartidos entre las doce marcas del grupo, incluidas VW, Skoda, Seat, Audi y Porsche- afirmando que por ahora no habrá recortes de personal.
La elección de Müller como sucesor de Winterkorn se interpretó en medios alemanes como un recambio interno, ya que lleva en las estructuras de la compañía más de 30 años.
Pötsch, apodado en VW como “el señor de las cifras” por su cargo de responsable de finanzas, fue un hombre de confianza de Winterkorn y su designación estuvo precedida por algunas críticas, ya que no está descartada cierta responsabilidad en el caso.
El presidente del consejo de supervisión sucede al exjefe del sindicato IG Metall Berthold Huber, quien asumió el puesto de forma interina hace unos meses por la retirada del patriarca, Ferdinand Piëch, en medio de un pulso por el poder con Winterkorn.