Las caras amarillas que nacieron en las pantallas han conquistado el primer mundo y se han convertido en un símbolo de estatus: si antes un famoso no era tal hasta que le salía un imitador, tenía un muñeco con su rostro o aparecía en Los Simpson, en la era 2.0, quien no tiene un emoticon, no es nadie
Cuando, en 1982, el profesor universitario estadounidense Scott E. Fahlman envió uno de sus comentarios sarcásticos por correo electrónico, la inexistencia de un símbolo para marcar la frase como una broma provocó una fuerte discusión.
El profesor inventó entonces, con la ayuda de dos puntos, un guión y un paréntesis, el “smiley” (:-)), un emoticono primitivo que, con el tiempo y la tecnología, se ha sofisticado hasta el punto de que, en vez de esta impersonal sonrisa, nos salude desde la pantalla Lady Gaga, Madonna o los integrantes de Foo Fighters.
Detrás de los emoticonos de estos personajes, y también de los de Queen, Slipknot, David Bowie o Katy Perry, se encuentra Bruno Leo Ribeiro, un artista brasileño que empezó plasmando sus gustos musicales en las ilustraciones en miniatura, pero cuyo proyecto ha evolucionado hasta incluir a otras bandas más populares.
“No escucho a los Back Street Boys o a Jay-Z, pero pienso que son importantes para la música de alguna manera”, cuenta el director de arte y creador de emoticonos a Efe.
Pocos trazos, muchos músicos
Simplificar tanto a una persona “es el reto del proyecto” ya que “lo pequeño de las ilustraciones solo permite colocar las características más reconocibles de los artistas”, explica.
Por ello, para plasmar a personajes con un estilo muy cambiante, como Madonna o Michael Jackson, de los cuales es “muy difícil hacer solo una representación visual”, Ribeiro se decidió por dibujar su evolución.
Kiss fue el primer grupo que se convirtió en emoticono y, para la reducción de la mítica banda de los 80 a unos cuantas formas simplificadas, el ilustrador empleó una hora. Slipknot, “el más difícil”, le llevó dos horas: “Después de eso empleo, de media, 30 minutos en cada artista”, explica.
Encontrar un modelo de negocio para monetizar los pequeños dibujos le está resultando más complicado, confiesa el brasileño, quién se muestra positivo porque la gente “se entusiasma mucho” con los nuevos emoticonos en las actualizaciones de IOS y Android y piensa que “les encantan” pero, por el momento, nadie le paga por sus diseños.
Eso que la tendencia de comunicarse a través de emoticonos es un éxito, encuestas realizadas por las páginas de contactos “Singles in America” o “Match.com” hasta indican que las personas que usan emoticonos en sus conversaciones tienen más posibilidades de ligar “online”.
El emoticono es “sexi”
“No lo sé, quizás”, opina Ribeiro, quién piensa que estos dibujos pueden ayudar a la gente a personalizar sus emociones y plantea una segunda posibilidad: “Puede que los emoticonos traigan un poco de sentido del humor, y a todo el mundo le gusta salir con gente divertida”.
De la misma opinión es Julia Heffernan, una ilustradora de literatura infantil que sí ha encontrado un modelo de negocio, creando emoticonos para la aplicación de mensajería “Groupe Me”: “Creo que son divertidos y muy buenos para flirtear”, cuenta a Efe Estilo.
Sonrisas y unicornios
Heffernan, que también ha expuesto sus emoticonos en el centro de Nueva York, en un cartel de la serie “Key & Peele” o las mascotas de la liga de baloncesto universitario para el Washington Post, suele empezar su trabajo de diseño buscando fotos para extraer las características más importantes del personaje: “Hay gente mucho más difícil que otra, si el personaje tiene un pelo alocado o una sonrisa grande es más fácil”, explica la ilustradora, que se toma entre 45 minutos y cuatro horas en el diseño de cada ilustración.
Entre sus creaciones, además de las típicas caras que reflejan emociones como miedo, alegría o desconfianza, también hay tacos, magos o unicornios.
“Normalmente es la compañía quién pide lo que quiere, pero también trabajamos en “pack”, por ejemplo, para el verano hacemos una lista de todo lo que nos recuerda a la estación”, comenta.
¿Para cuando un emoticono de la Reina Letizia?
A la Reina Letizia la convertiría en emoticono con el pelo suelto, pendientes y quizás una corona, “ya que al fin y al cabo es una reina”, bromea Heffernan, quién coincide con Ribeiro, que hasta incorporaría una banda real para hacerla más reconocible, ante la ausencia de características estrambóticas en su vestuario como las de, por ejemplo, Madonna pero, por el momento, no se lo plantea.
No sólo las personas reales se hacen carne de “smartphone”: los personajes de la serie Juego de Tronos como Jon Snow, Daenerys o Khal Drogo también tienen sus pequeñas representaciones, creadas por la web Elite Daily, y el sistema IOS esconde un “emoji” secreto del saludo vulcaniano del Doctor Spock de Star Treck.
Emoticonos “made in Lagerfeld”
En el mercado digital, hay hueco para todos: El diseñador Karl Lagerfeld también ha lanzado su propia aplicación, donde se ha plasmado a si mismo, a su gata Choupette, o sus manos, con sus característicos guantes, haciendo diferentes señas.
La web Makers ha diseñado su propia versión de los emoticonos de Whatsapp plasmando a mujeres poderosas, al considerar que los dibujos de la famosa aplicación de mensajería eran machistas porque el género femenino sólo aparecía reflejado con trajes de boda, arreglándose el pelo, como “conejitos de Playboy” o como princesas.
Del “me gusta” al “me encanta”
A partir de este viernes, Facebook también incorpora seis nuevos emoticonos, que se suman al clásico “me gusta”, y que permitirán reaccionar a las publicaciones con una cara de diversión, de alegría, de asombro, de tristeza, de enfado, o incluso con un corazón, que indica “me encanta”, unos nuevos símbolos que de momento solo están disponibles en España e Irlanda.
La variedad es tanta que Heffernan piensa que la comunicación puede establecerse sólo usando estos dibujos.”O puede ser también un código para utilizar con los amigos, o para enviar sin sentido, ¡con los emoticonos no hay reglas!”, zanja.