LONDRES. El gran lujo en Londres está señalado en el mapa por la calle New Bond y Old Bond Street en Mayfair y es imprescindible para los amantes de la moda, darse un tranquilo paseo por esta calle y disfrutar de la sensación de estar en otro mundo.
Uno se queda boquiabierto del tamaño de las tiendas de Chanel, Hermes o Louis Vuitton , en las que los escaparates exquisitamente decorados ocupan media o una manzana. Y si a eso se suma la calle diseminada de mujeres y hombres sofisticados, con atuendos impecablemente combinados, el asunto se pone muy serio.
Que nadie piense que estoy hablando aquí del Lord Inglés. Lo que es llamativo cuando uno se adentra en este crepúsculo de lujo mundial, es la mezcla de sofisticación internacional y esto es parte de lo que hace de Londres, ser Londres.
Tan curioso, como toparse con grupos de mujeres en chilabas negras, o de riguroso pañuelo a la cabeza, y descubrir rostros perfectamente maquillados, destilando litros de perfumes de primera, y adornadas con bolsos de Hermes, mientras se perciben unos zapatos de Louboutin, entre las sedas de sus ropajes.
La inspiración por encima de la compra
Pero incluso con los bolsillos vacios, lo que ofrece este paseo por escaparates vanguardistas y locales tradicionales, es principalmente inspiración. Si además uno se adentra en estos santuarios de la moda, podremos experimentar el irresistible encuentro con la ropa, y disfrutar al vivo de aquel deseado modelo presentado en las pasarelas de Milán o Paris.
Estas emblemáticas calles, a las que se empieza a sumar Mount Street, con lujo en ascensión, y grandes marcas, están atravesadas por dos tradicionales galerías, que son visita obligada para los curiosos de la fabricación a mano y de los productos únicos. En la Royal Arcade y la Burlington Arcade, se mezclan tiendas de zapatos y camisas hechas a medida, platerías, joyerías de piezas antiguas y “vintage”, y exclusivas tiendas de perfumes y chocolates.
Muy cerca, en la calle Saville Row, tenemos las mejores sastrerías del país, como Henry Poole & Co, Gieves & Hawkes, Ozwald Boateng o Huntsman & Sons, que visten a la realeza y a selectos clientes de todo el mundo. En estas casitas victorianas se suceden los escaparates de impecables trajes y americanas hechas a medida (bespoke tailoring), y desde la calle se pueden observar los semi-sotanos, donde los sastres cortan patrones y construyen piezas únicas.
Para disfrutar de una buena selección de modistos internacionales, se hace imprescindible la visita a Browns, y su gemela Browns Focus – vanguardia al máximo, en la calle peatonalSouth Molton– una de las más emblemáticas tiendas multimarcas de la ciudad, o Josehps cerca de la calle Portobelo. En ellas encontraremos una interesante selección de diseñadores ingleses de vanguardia o marcas internacionales neoyorkinas e italianas, con estupendos descuentos en época de rebajas. Un abrigo de Miu-Miu al ochenta por ciento menos, puede ser un gran hallazgo.
Lo mismo sirve para los grandes almacenes Harrods o Selfridges, en los que a pesar de las hordas de turistas, las liquidaciones de marcas nacionales o internacionales son extraordinarias y merecen mucho la pena, siempre que se llegue a tiempo y con un presupuesto no excesivamente limitado.
El vintage y la segunda mano, un invento inglés
El siguiente paso y una vez que hemos conseguido separar el grano de la paja, entre la vorágine de tendencias y lo que nos va a cada uno, se impone la visita a las tiendas “vintage” y de segunda mano. En estos lugares los hallazgos son reveladores y las piezas únicas.
En Orsini Vintage del barrio de Kensigton, se encuentran increíble ropa vintage de clásicos como Dior, YSL, Leonard of Paris, antiguas piezas de bisutería de Chanel o antiguos pero impecables bolsos de cocodrilo de Hermes. Otra parada necesaria es Rellik, cerca de la calle Portobelo, donde la selección de ropa y accesorios vintage va desde los años 1920 hasta 1980.
Únicas por el concepto que une segunda mano y apoyo a instituciones benéficas son las tiendas de Oxfan, de la Cancer Research UK, o de la Salvation Army. Diseminadas por todo Londres, estas tiendas son verdaderas fuentes de alegría y en sus percheros conviven piezas y accesorios de marcas de lujo, semi-lujo y de grandes cadenas de ropa.
En estos locales, mezcla de “ong” y bazares populares, las sorpresas son agradables y los precios mucho mas. Los ingleses al fin y al cabo son grandes aficionados a las donaciones y si en el barrio coincide que viva una autentica lady, es posible que el abrigo de seda de Dior de hace 15 años, termine en una de estas tiendas por 100 libras.
Si lo de gastar no está en nuestros planes, siempre queda la visita a la colección permanente de ropa del Museo Albert & Victoria, en la que se presenta una selección de diseños de todas las épocas y de grandes modistos mundiales. En este caso, se hace necesario tomar un café en los jardines de este maravilloso edificio victoriano, mientras hacemos un balance de todas las increíbles piezas de ropa que hemos encontrado.