La inflación en septiembre se ubicó en 2.52%, lo que representó el quinto mínimo histórico consecutivo en 40 años, aunque la volatilidad del peso frente al dólar es un factor que podría detonar un alza en el indicador hacia finales del año, pero éste se mantendría en 2.6%, cifra baja con respecto a años anteriores, coinciden analistas bancarios.

 

De acuerdo con Arturo Vieyra, subdirector de Estudios Económicos de Banamex, la volatilidad cambiaria representará 0.15% adicional a la inflación, pues el peso se ha depreciado cerca de 30% con respecto al dólar.

 

Si hay una devaluación de 100%, el impacto sobre la inflación sería de 3% a 4%. El peso se ha devaluado cerca de 30%, el impacto puro sobre la inflación debería ser de alrededor de 15 puntos base sobre la inflación general”, precisó.

 

Marco Oviedo, economista en jefe de Barclays México, coincidió en que el traslado de la depreciación no ha sido parejo en el país, pues sólo algunos productos durables, como aparatos móviles o ventiladores han incrementado su precio, mientras que otros productos del mismo sector no aumentaron sus precios.

 

 

Para Javier Amador, economista principal de BBVA Bancomer, una de las ventajas de que la inflación sea menor a la esperada es que hay un impacto en el salario real de los trabajadores, pues se recupera una parte del poder adquisitivo.

 

Ulises Castro, analista de Banco Interacciones, consideró que la inflación no es un factor preocupante, pues el año entrante el indicador se mantendrá bajo control, debido principalmente a la posible baja del precio de la gasolina.

 

Sin embargo, Jorge Gordillo, director de Análisis Económico de CI Banco, mencionó que los precios que aumentaron en lo que va del año no se comparan con las disminuciones en las telecomunicaciones, energía y alimentos, aunque existe el riesgo de que la tendencia se revierta.