A lo largo del tiempo he ido aprendiendo a observar a las personas y me he dado cuenta de lo difícil que resulta, para muchos de nosotros, experimentar el placer en nosotros mismos, en nuestro cuerpo, en nuestra mente. Generalmente, estamos mejor programados para registrar y experimentar lo que no nos gusta, lo negativo y anclarnos ahí, como si para nuestro cerebro fuera más sencillo y natural adaptarse a lo negativo, en vez de conectarse y fluir con lo positivo y lo placentero, tanto en mente como en cuerpo. Y creo que esto sucede así, porque así nos enseñaron nuestros padres y a ellos sus padres y lo aprendimos tan bien que nos cuesta trabajo funcionar diferente, aceptando la parte positiva y de gozo en la vida. Generalmente, nos negamos el placer porque creemos no merecerlo. Tal vez eso que nos enseñaron fue registrado muy bien por nuestro inconsciente y así es como naturalmente reaccionamos. Es así que también vamos bloqueando las emociones en nuestro cuerpo porque tampoco nos gusta sentir el dolor y mejor las ahogamos, como si apagáramos todo y nos desconectamos de nuestro cuerpo para no sentir ni placer ni dolor.

 

ESPECIAL_FOTOMÓNICA

El cuerpo cuenta con una carga energética natural que, en muchos casos, no fluye libremente, porque existen bloqueos que surgen cuando recibimos impactos emocionales fuertes en nuestra infancia temprana y fuimos ahogando nuestras emociones para poder enfrentar el mundo hostil que ya no es tan seguro y tranquilo como estar en el vientre materno (en ocasiones por desgracia ni el vientre fue un espacio seguro) y poder sobre vivir.

 

A todos nos sucedió esto. A unos se nos impactó con mayor y a otros con menor fuerza. Sin embargo, es importante saber que siempre es posible trabajar con nosotros mismos para desbloquear y darnos el permiso de sentir el placer de vivir a niveles increíbles que nos hacen vibrar intensamente. Y esto se puede lograr trabajando con nosotros mismos, poniendo la conciencia en el cuerpo, con atención plena, ejercicios de meditación y terapias psicocorporales que ayudan al desbloqueo de la energía atorada, lo que permite que esta fluya de manera natural.

 

Si nos abrimos a probar nuevos caminos y a conocer todo ese mundo que se encuentra en nuestro interior, la forma de vivir la vida desde ahí es totalmente diferente. Es una forma que transforma nuestra percepción de nosotros y del mundo y nos conecta más a la alegría interior de vivir, de disfrutar el placer y de aprender a transitar también en lo difícil y doloroso, lo cual nos hace crecer como personas.