La felicidad de las personas aumenta mientras sus ingresos crecen, pero sólo hasta cierto nivel: cuando alcanzan los 75 mil dólares anules, esta es sólo una de las aportaciones de Angus Deaton, ganador del premio Nobel de Economía 2015.

 

El estudio realizado en 2010 y que analizó las respuestas de 450 mil personas sobre su estado de ánimo, su satisfacción con la vida y su nivel de ingresos arrojó que a partir de ese nivel de ingresos la felicidad y la satisfacción hacia la vida no parecen aumentar.

 

Las reflexiones sobre la felicidad son recurrentes en sus trabajos. En 2013, en una columna titulada “La vida en tiempos de austeridad”, escrita para el diario El País en el marco de la entrega del Premio Fronteras del Conocimiento, auspiciado por un banco español, el economista escocés se refirió a la manera en que la falta de empleo o una crisis económica personal influye en la infelicidad de las personas.

 

No sólo la Economía, también la Psicología y la Filosofía dedican cada vez más atención a este campo de investigación, conocido como ‘ciencia de la felicidad’. Incluso los institutos de estadística nacionales e internacionales vienen demostrando su interés por medir el nivel de bienestar dentro de su habitual seguimiento de la vida de los países.

 

Pero no es la única aportación del británico-estadunidense, este profesor universitario de 69 años nacido en Edimburgo (Escocia) ha hecho evidente que las decisiones de consumo individuales, como qué comprar o cuánto ahorrar, se reflejan en el conjunto de la economía y que la comprensión de estas dinámicas es clave para trazar leyes que eleven el bienestar y combatan la pobreza.

 

Su trabajo ha ayudado a transformar la microeconomía, la macroeconomía y la economía del desarrollo modernas“, resumió en su fallo la Real Academia de las Ciencias Sueca.

 

Este lunes, tras conocer la decisión de la Real Academia de las Ciencias Sueca se congratuló por la obtención del Premio Nobel de Economía 2015 y lo comparó con la probabilidad de ser golpeado por un rayo.

 

En un encuentro con la prensa y con alumnos de la Universidad horas después, afirmó que América Latina es la región del mundo con el más bajo nivel de confiabilidad en las cifras del estado de la pobreza de sus habitantes.

 

Los encuestadores en temas de pobreza hacen las preguntas equivocadas y los encuestados temen decir la verdad. Las encuestas se basan en un modelo anticuado y “las cifras no son creíbles para nada”, dijo, aunque reconoció que América Latina no es su especialidad.

 

No obstante, Deaton reconoció las acciones contra la desigualdad en las dos mayores economías de Sudamérica, Brasil y Argentina, y destacó que han logrado eludir la tendencia global que apunta hacia una mayor desigualdad.