En México, los actos de corrupción cuestan 890 mil millones de pesos, cifra que equivale a 87 veces el presupuesto de la UNAM o a 7.7 veces el presupuesto de la Secretaría de Desarrollo Social, precisó María Amparo Casar, directora de Anticorrupción del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“Las empresas pierden 5% de sus ventas anuales por corrupción a la que están sometidas, y según distintas fuentes se pierde entre 2 y 9% del PIB por corrupción. Déjenme quedarme en este dato, no tomemos ni el 2 ni el 9% del PIB, pero si tomamos el PIB de 17.8 billones de pesos que tuvimos en 2014, el 5% sería 890 mil millones de pesos, si el dato no impresiona, equivaldría 87 veces el presupuesto de la UNAM o a 7.7 el de Sedesol”, dijo.
Durante su participación en la conferencia Hablemos de Corrupción, Casar explicó que el efecto de la corrupción se ha estudiado por diversas instancias, como el Fondo Monetario Internacional que en países con mucha corrupción pierden hasta 5% de inversión, mientras que el IMCO calcula que se pierde hasta 2% de la productividad.
Añadió que la corrupción es un problema que afecta más a los más pobres, esto porque se convierte en un impuesto regresivo que equivale a un tercio de los ingresos de las familias que perciben un salario mínimo.
Así, por ejemplo, las familias tienen que pagar por servicios que deberían de ser gratuitos como la recolección de basura o dar propina en trámites burocráticos, lo cual merma su economía.
Otro de los sectores vulnerables ante la corrupción son los emprendedores, quienes ven en las mordidas un acto que los vuelve menos competitivos ante grandes empresas que ya tienen presupuestado este tipo de gasto, explicó Alvaro Rodríguez-Arregui, director de IGNIA, organización mexicana dedicada a capacitar a emprendedores y PYMES.