En México, las ligeras mejoras en el bienestar material de la población entre 2009 y 2012 se vieron opacadas por el incremento en el número de homicidios, la reducción de los ingresos y la reducción del apoyo social, determinó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su reciente edición del estudio “¿Cómo va la vida?”, que presentó en Guadalajara el secretario general José Ángel Gurría.
El estudio revela también que México es el socio de la OCDE con el menor Producto Interno Bruto (PIB) per cápita con 16 mil 900 dólares en comparación con países como Luxemburgo y Canadá, dos de los cuales tienen los niveles más altos de distribución de la riqueza por persona, con 91 mil y 43 mil dólares anuales, respectivamente.
Un bajo PIB per cápita por lo general representa un bienestar menor en la mayoría de los indicadores como logro educativo, ingreso familiar y remuneración, patrimonio financiero neto, participación electoral, satisfacción ante la vida, esperanza de vida y habitaciones por persona.
“En México se registró un fuerte crecimiento en el ingreso familiar per cápita y un incremento del empleo, así como bajas del desempleo de largo plazo, gasto en vivienda como porcentaje del ingreso y número de familias sin servicios básicos; sin embargo, también se redujo ligeramente el ingreso promedio”, señala el reporte.
Los salarios brutos anuales promedio de empleados de tiempo completo en 2013 oscilaron entre 56 mil dólares en Estados Unidos y Luxemburgo, y menos de 20 mil dólares en Estonia y México; y en nuestro país el salario además se comprimió en 3%.
México, el segundo peor país para ser niño
Según el reporte, uno de cada siete niños vive en pobreza y el 10% vive en hogares con todos sus miembros desempleados. Desde el inicio de la crisis económica, la tasa de pobreza infantil ha aumentado en la mayoría de los países y supera a la de la población general en la mayoría de los países. Después de Israel, México es el segundo país de la OCDE con mayor porcentaje de niños en estas condiciones.
La pobreza de las familias impacta en los niños a través de aspectos que van desde ser víctimas de acoso escolar con mayor frecuencia hasta las opciones de vida que se imaginan para cuando sean adultos.
“Las cifras de satisfacción con la propia vida, de habilidades de lectura y resolución de problemas, de comunicación con sus padres y su intención de votar en las elecciones nacionales cuando sean grandes son menos positivas cuando se trata de niños de entornos menos favorecidos. La creciente desigualdad entre los padres, termina minando las oportunidades de sus hijos”.