La doctora Suemi Rodríguez es una de las aspirantes más jóvenes que buscan conducir los destinos de la Universidad Nacional Autónoma de México durante los próximos cuatro años. De hecho, su equipo está conformado por muchachos que podrían pasar por algunos de sus alumnos en la FES Cuautitlán, lo cual refleja una de sus mayores apuestas para la institución: la renovación, el cambio, un aire de modernidad.
¿Cómo ha visto la contienda?
Todos los que estamos aspirando buscamos que la Universidad esté mejor, creemos cada quien en su proyecto y yo estoy convencida de que el mio puede hacer mucho. He visto muchas ideas, mucha enjundia. Yo quiero construir y no destruir. Necesitamos que los chicos sientan que se puedan comer el mundo y los maestros que trabajan para un gran proyecto. Inyectar vida, aspiraciones, energía para que nos transformemos en uno de los motores de desarrollo del país, pero a lo grande.
¿Inyectar juventud a la UNAM?
Sí, pero no necesariamente cronológica: hay mucha gente mayor que tiene una gran juventud, mientras que mucha que no tiene una edad muy avanzada está amarrada a dogmas y no hay manera de que se abra a opciones diferentes.
Se percibe que la UNAM despide un aroma como añejo…
¡Como de corte de virreinato! El país le debe mucho a la Universidad, pero nuestro peso es tanto que provoca que no podamos movernos muy rápido. Queremos buscar una manera distinta de hacer las cosas, sólo se requiere convencer a la gente de que cambie algunos paradigmas mentales, (porque) no hay vuelta de hoja: o lo hacemos ahorita bien planeado y estructurado, o lo vamos a tener que hacer por supervivencia. No podemos perder la tradición, pero tenemos que ajustarnos a la realidad. Las cosas cambian.
Ya no se requieren las mismas carreras que antes
Hay carreras muy tradicionales, de mayor demanda como Derecho, pero aún dentro de ellas ya no necesitamos ese tipo específico de estructura o forma de desarrollar la carrera. Se están incorporando planes de estudio pero no con la rapidez ni los elementos que se necesitan. El peso de nuestra tradición, en lugar de empujarnos hacia adelante, nos frena un poco.
¿Qué es una universidad moderna?
Una universidad que sea líder, el motor de cambio del país. Que podamos tener sistemas de calidad para dar seguimiento a todo lo que hagamos, que haya espacio de mejora continua, que tiene la capacidad de entender lo que se necesita ahorita y lo que se necesitará más adelante y lidere. Sin ningún conflicto de intereses, lograr sumirse en la sociedad, generar recursos humanos pertinentes, con trabajo, ciudadanos productivos y felices, que permitan al país a desarrollarse. Con aspiraciones de largo alcance.
¿País o estudiantes con aspiraciones de largo alcance?
Ambos. Si le preguntas a cualquiera en la calle “¿qué quiere México?”, te va a decir: “mmm no sé”, probablemente el gobierno sabe que necesitamos impulsar las tecnologías limpias, dejar de depender del petróleo porque se va a acabar… pero no creo que esté claro para los mexicanos.
¿Está claro para la universidad a dónde va?
Tampoco, a final de cuentas somos parte del país, eso no nos quita ser mexicanos. Efectivamente, necesitamos saber a dónde vamos y de una manera consensuada.
Hay quien dice que en la UNAM no existe la corrupción…
¡Somos mexicanos, no nos sacaron de marte! Por supuesto que la hay, tenemos las mismas características de la sociedad mexicana, pero tenemos el mandato de ser líderes y, ejemplo, decir “esto es lo que debemos hacer, sociedad míranos, nos estamos poniendo en orden y estamos resolviendo nuestros problemas”. Comportarnos de la manera como estamos enseñando.
¿Cuáles son sus problemas?
Somos lentos para renovar nuestros planes de estudio; cualquier tipo de renovación lo tomamos como un conflicto en vez de una oportunidad. Es el miedo normal al cambio, sobretodo en una población de profesores que ya está envejecida. Hay que enfrentar las realidades de lo que somos y buscar la estrategia para subirnos en un barco al que le tenemos que dar dirección clara, para que todos rememos en la misma dirección. Que la sociedad se dé cuenta de por qué somos importantes, que no somos un problema. Tenemos que ser mucho más proactivos.
Ha mencionado la necesidad de abrir la cooperación con la inversión privada para generar recursos a partir del conocimiento que se produce, ¿hay miedo dentro de la UNAM?
El miedo está más o menos generalizado dentro y fuera de la UNAM. En México tenemos mucho miedo y hay que reconocer que estamos inmersos, ¡no somos la república libre e independiente de la UNAM! La autonomía es académica y en la forma de gobierno, nada más. Hay que vencer ese miedo pero también lograr que la gente se dé cuenta que tiene que trabajar por un objetivo que sea mayor que nosotros, es normal: hay grupos, hay política, pero también hay algo que debe ser mayor y es la universidad.