El holandés Theo Jansen lleva 20 años experimentando con tubos y botellas de plástico con las que crea “bestias de playa” cada vez más “autónomas” y versátiles, unas “asombrosas criaturas” que se muestran por primera vez en España juntas, en una exposición en Madrid.

 

La exposición muestra la “evolución biológica” de las “criaturas” de Jansen (1948) a través de 13 de sus 40 “strandbeest” o “bestias de playa”, desde la primera creación a las más evolucionadas, a las que se sumará en breve una nueva, la “Animaris Duabus Caudis”.

 

El artista, físico de formación, experimenta con estos armazones, parecidos a esqueletos de animales o insectos gigantes, en las playas de Holanda, donde sus alas de tracción, unidas por un cigüeñal, proporcionan a los artefactos movimientos autónomos.

 

Fusión de arte e ingeniería, sus esculturas cinéticas, que se convirtieron en famosas mundialmente a raíz de su aparición en 2007 en un anuncio de coches, se mueven a través de complejas estructuras compuestas de tubos que se utilizan como aislante en las instalaciones eléctricas, resistente y ligero, y botellas de plástico.

 

Jansen desarrolla cada año un ser nuevo, que hereda las virtudes del anterior y lo perfecciona y mejora. Una vez listo, experimenta el movimiento con él en las playas cercanas a su estudio durante el verano, las deja un año largo “viviendo” a la intemperie y luego las devuelve a su taller y las convierte en “fósiles”.

 

Sus bestias, que incluyen siempre en el nombre la palabra “animaris”, ocupan siete periodos evolutivos, en función de lo que han sido “capaces” de hacer y la exposición de Madrid incluye ejemplos de todas.

 

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El primer método que usó para conectar los tubos fue la cinta adhesiva y de ahí que esa etapa (1990-1991) sea “Gluton”.

 

“Animaris Vulgaris”, su primera criatura, constaba de 28 patas e incorporaba un cigüeñal que posibilitaba el movimiento pero las conexiones se rompían constantemente.

 

Le siguió el “Chorda”, o de la cuerda (1991-1993), y ahí nació “Animaris Currens Vulgaris”, el primer animal que pudo moverse y sostenerse con seguridad.

 

El siguiente avance fue la utilización de un programa informático para calcular la forma, posición y proporción ideal de las patas.

 

“Caldum” o era del calentamiento (1993-1994) alumbró, gracias al uso de las pistolas de calor para el ensamblaje, “Animaris Currens Ventosa” y “Animaris Sabulosa”.

 

El periodo templado, “Tepideem” (1994-1997), surge porque se hace patente que si los ensamblajes se hacían con mucho calor, tarde o temprano se volvían frágiles, tanto que aquellas “bestias” solo pueden ser expuestas colgadas del techo.

 

 

Suavizó el uso de la pistola e introdujo elementos en las patas que permitieran a las criaturas más fortaleza y estabilidad.

 

“Lignatum” (1997-2001) supone “la traición” a los tubos de plástico y empieza a usar palés para construir el “Animaris Rhinoceros Lignatus”.

 

Entre 2001 y 2006 se desarrolla el “Vaporum”, en el que incorpora a sus seres botellas de plástico que hacen las veces de estómago, y almacenan aire comprimido tras ser infladas por el viento, una fuente de energía alternativa que origina “Animaris Vermiculus”

 

La actual, que se desarrolla desde 2006, es “Cerebrum”, en la que ya están dotadas de una antena y un podómetro que les permite evitar obstáculos o que el agua se aproxime demasiado.

 

 

Las criaturas se podrán ver en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid hasta el 17 de enero y en ese tiempo se desarrollará un programa educativo paralelo.