JALISCO. Con la adrenalina todavía impregnada en sus palabras, Oscar Bárcena González relató cómo vivió -desde las instalaciones de su hotel en Barra de Navidad- la furia del huracán Patricia.
En entrevista con Notimex, el accionista del hotel con vista a la laguna de Barra de Navidad y ubicado a tan sólo decenas de metros del mar, agregó que al saber que se acercaba el huracán Patricia se quedó en las instalaciones para estar al tanto de cualquier afectación.
“Gracias a las medidas preventivas y a los avisos por parte de las autoridades es que con tiempo pudimos evacuar a los turistas hospedados en el hotel para no arriesgarlos, pero yo decidí quedarme”, apuntó.
Testigo y sobreviviente a tres fenómenos de la naturaleza, comentó: “ya me había tocado vivir el paso de dos huracanes, uno de ellos Jova, pero en esta ocasión pude percibir la mayor fuerza de Patricia, con sus potentes vientos”.
“Es el primero que siento, de los que he vivido, con tanta intensidad, muy fuerte el aire principalmente, siento que lo que más nos afectó fueron los potentes vientos, con un poder increíble, que nunca me había tocado ver, porque con Jova fue la gran cantidad de agua lo que nos pegó, con inundaciones”.
Relató cómo comenzó a tomar fuerza el viento, “yo estimo que inició como a 150 kilómetros”; pero de manera paulatina incrementó su fuerza, y de pronto ya no percibía con claridad lo que pasaba enfrente de él por la gran cantidad de aire y agua: “se veía como neblina”.
Señaló que por la fuerza de los vientos comenzaron a salir disparados, como proyectiles, las palmas, los cocos y otros objetos, “uno de los camastros de fibra de vidrio voló varios metros, y cuando vi cómo se levantó todo el techo (hecho de hojas de palma) del bar en donde estaba, fue cuando dije vámonos, y busqué un lugar más seguro en la recepción”.
Platicó que ahí escuchó el rugir del viento, como aumentaba su intensidad, “oía las cosas como golpeaban, que caían, y tras un estruendo fui a ver con miedo, porque no sabes que puede pasar, y era uno de los ventanales grandes del hotel que se había desprendido, el huracán arrancó toda la estructura del cemento; y otra vez corrí a refugiarme”.
Mencionó que el nivel del agua de la laguna de Barra de Navidad comenzó a aumentar y se movía como si fueran olas de mar, “estaba picadísimo el agua, se desbordó, se metió al hotel y veía como las olas golpeaban las instalaciones, la alberca se llenó de agua salada”.
Expresó que después que pasó el huracán fue a revisar las habitaciones del hotel y vio cristales rotos, “así como colchones, muebles, refrigeradores y estufas mojadas completamente de agua salada”.
“Fue difícil, en ese momento no se siente nada cuando estás revisando las afectaciones en el hotel, pero los nervios llegan después, cuando en una exhalación sientes desesperación de: qué vamos a hacer; ahora estamos queriéndonos dar ánimos”.
Indicó que en estos momentos no están en posibilidades de brindar servicio en el hotel, “no hay luz, el huracán voló algunos tinacos, un calentador está mal, las bombas eléctricas se taparon de agua salada”.
“Ahorita no podemos recibir a nadie, estamos a la espera de apoyo, yo espero que se rescate por lo pronto el 50% de las afectaciones para el puente de Día de Muertos, porque luego viene el 20 de noviembre y la temporada de invierno, por lo que hay meterle velocidad y ojalá se pudiera rescatar ese porcentaje para poder dar servicio a nuestros clientes que nos visitan normalmente en esta temporada”.
Señaló que les ayudó mucho el aviso de las autoridades sobre la peligrosidad del huracán Patricia, para que ellos pudieran tomar algunas medidas preventivas y que el daño no fuera mayor.