Una lista de aspirantes que deja claro el panorama: al cambio no le quedará más remedio que surgir desde adentro de la FIFA y no, como parecería más viable, desde el exterior del organismo. Eso, si finalmente cambio existe, que hoy estamos en condiciones de dudarlo.
Los candidatos a la presidencia de la FIFA son casi en su totalidad viejas caras de la institución y a continuación los repasamos, al tiempo que evaluamos sus posibilidades.
Gianni Infantino, brazo derecho de Platini en la UEFA, ha sido el último en postularse; esto podría obedecer a que el directivo ítalo-suizo se asuma como alternativa a Platini. Es decir, si el ex futbolista francés no pudiera contender, ahí estaría ya inscrito su principal asesor. Inesperada su inscripción, pero tendrá fuerza.
Jerome Champagne fue alguna vez íntimo del propio Platini y secretario general en la FIFA de Blatter. Su proyecto es quizá el más estructurado y enterado de todos, aunque cuando presentó su candidatura para los comicios anteriores, lo hizo elogiando y defendiendo el legado a Sepp. No creo que prospere.
David Nakhid es el único ajeno al universo FIFA. Ex futbolista trinitario, charlé con él un mes atrás en Puerto España: progresista, inclusivo, muy crítico de cómo se ha manejado el futbol y de la transparencia que se pretende instaurar. Espera fortalecerse con votos del Caribe (hay 25 en juego), así como del Medio Oriente, considerando su ascendencia libanesa. Su activismo inició desde que jugaba, cuando fue vetado del equipo nacional por su oposición a Jack Warner. No creo que logre trascender.
El príncipe jordano Ali bin Hussein ha encabezado al futbol asiático y llegó a los comicios anteriores respaldado por Platini. Si consigue los votos de su continente (46 en total), más algunos de los europeos que ya le apoyaron en mayo pasado contra Blatter, peleará hasta el final o incluso ganará. Ganó renombre al exigir un año atrás que se publicara la totalidad del informe sobre la adjudicación de Rusia 2018 y Qatar 2022.
El jeque Salman bin Ebrahim al Khalifa de Bahréin. Su nominación ha generado protestas de defensores de derechos humanos, al identificársele con la represión durante la Primavera Árabe bahreiní. Se le acusa de la detención y tortura de decenas de deportistas de su país que participaron en las protestas contra el gobierno. Ha sido otro de los grandes apoyos del controvertido Qatar 2022. Dudo que trascienda, aunque tiene sólidos apoyos en todas las federaciones. Sería el colmo, pasar de los problemas de corrupción a los de derechos humanos.
Por último, el liberiano Musa Bility, presidente de la federación de futbol de su país. Pretendía posponer la elección y crear una administración interina que propiciara una mejor transición. El candidato que ha contado con menores reflectores, aunque fuerte en su continente.
Todos hablan de cambio, pero muy pocos de ellos lo son.