ROMA. El alcalde de Roma, Ignazio Marino, acusado de malgastar fondos del municipio a nivel personal, retiró su dimisión, presentada el pasado 12 de octubre, pese a no contar con la confianza del primer ministro italiano y presidente de su formación, Matteo Renzi, del Partido Demócrata (PD).
Marino había dimitido tras la presión política ejercida en su contra al revelarse que presuntamente malversó fondos públicos al pagar con su tarjeta de crédito oficial algunas cuentas de restaurantes, aunque el alcalde dijo que no cometió irregularidades.
El alcalde ya había avisado cuando presentó su renuncia de que existía un plazo legal para confirmarla o retirarla, que vencía el próximo 2 de noviembre. Según la ley de entes locales, la disolución del Ayuntamiento se debe producir si dimiten la mitad más uno de sus miembros, lo que en el caso de Roma obligaría a la renuncia de al menos 25 concejales para que fuera efectiva.