MADRID. Meredith Parmalee, una estudiante americana de Negocios Internacionales, de 22 años, sólo espera que, este domingo, el cielo amanezca sin nubes en Nueva York. La lluvia podría complicar la hazaña de tomar la salida de la carrera con una madeja de estambre turquesa bajo el brazo y rematarla, horas después, con una bufanda en mano, además del previsible dolor de piernas.
La idea nació casi en broma, cuenta Parmalee, quien colabora con We Are Knitters desde que en el año 2014, en una estancia como estudiante en España, hiciese prácticas en la empresa que vende materiales para tejer.
“Fue una idea que lancé en We Are Knitters, nos lo tomamos un poco a risa, pero luego le fuimos dando forma y ahora estamos todos muy comprometidos”, explica la joven que, esponsorizada por la compañía, ya ha recaudado tres mil 500 dólares destinados a la Sociedad de Leucemia y Linfoma.
Las agujas se quedan en casa
La bufanda la tejerá con los dedos, ya que las agujas están prohibidas por temas de seguridad: “De todas maneras, tejer con agujas sería una tarea mucho más complicada que hacerlo con las manos, que es más sencillo porque no hay que aprender muchas puntadas. Solo tienes que utilizar cuatro dedos dejando fuera los pulgares”, señala la joven.
No será la única que tendrá que coordinar dedos y pies. Parmalee tiene constancia de que participará en la carrera David Babcock, de 43 años.
“Él ya ha corrido otras maratones, como la de Kansas, en 2013, y tiene el récord Guinness por ‘La bufanda más larga tejida en una maratón’, eso me motiva y espero poder ser yo quien ostente ese récord a partir de ahora” cuenta la americana, que ha seguido al veterano corredor-tejedor en Youtube para aprender de sus métodos y su destreza.
También ha tenido que tirar de la plataforma de vídeos para aprender a tejer con los dedos, aunque las agujas ya las manejaba desde los 10 años: “Me enseñó mi abuela, pero no es una actividad que haya practicado muy a menudo. Volví a retomarla el año pasado cuando me incorporé a trabajar con We Are Knitters”, señala.
Reto “runner”
La joven ya había participado anteriormente en tres medias-maratones en Boston, Brooklyn y Madrid, aunque la gran carrera de Nueva York es “un reto” que la ha llevado a entrenar a diario ampliando las distancias, y a fabricar una bufanda por día, una por cada entrenamiento.
“Las deshago y utilizo el mismo hilo para el siguiente entrenamiento, si no, ya me hubiese juntado con decenas de bufandas” cuenta Parmalee, matizando que las prendas de abrigo crecen muy rápido porque solo se pueden hacer del ancho de una mano.
La acción de tejer ayuda a la corredora a concentrarse o a evadirse de la carrera, según lo que necesite, pero al mismo tiempo tiene sus inconvenientes, y el peor de ellos es la “logística de la madeja de estambre”.
Madeja de estambre
Parmalee llevará el hilo alrededor de la muñeca, a modo de brazalete y lo irá desenredando poco a poco, una decisión tomada después de que el ovillo acabase rodando por el suelo en sus entrenamientos, con bastante frecuencia.
“Lo que vaya tejiendo lo envolveré en mi cuello y en mi cintura, eso me ayudará a soportar el frío, porque hay que tener en cuenta que a estas alturas las temperaturas son bajas en Nueva York y además hay viento. Eso sí, espero que no llueva”, explica.
“Tejer hace que me olvide un poco de los minutos y kilómetros que pasan”, cuenta la joven, que también es consciente de que el ovillo ralentizará algo su ritmo, y espera acabar la carrera en un tiempo cercano a las tres horas.
“Claro que tengo miedo a distraerme, pero he entrenado mucho y muy duro y creo que lo tengo controlado”, confiesa la corredora, esperanzada en que, cuando la maratón termine, ella tenga una larga bufanda color turquesa entre sus manos.