Una telenovela a máxima velocidad. Un juego de cuentas pendientes y venganzas, de traiciones y alianzas, a más de 300 kilómetros por hora y sobre una frágil motocicleta en inclinación suprema.

 

Este fin de semana se definirá en Valencia el campeonato mundial de la máxima categoría del motociclismo deportivo, la MotoGP. Certamen a cuyas tradicionales adrenalina y emotividad, se ha añadido una alta dosis de controversia luego de que en la etapa precedente, en Malasia, Valentino Rossi diera una patada a Marc Márquez echándolo al pavimento.

 

Aquella carrera ya iniciaba de mala forma. Rossi advirtió en la conferencia de prensa previa su descontento hacia Márquez: “¡Es importante que él sepa que yo sé! Ahora veamos qué sucede, pero estoy muy preocupado porque tener que competir con Lorenzo es una cosa, pero tener que hacerlo también con Márquez hace todo más difícil”.

 

REUTERS_Rossi_2No hablamos de contendientes cualesquiera en este serial: entre Rossi, Lorenzo y Márquez se han repartido once de los últimos catorce títulos (siete del italiano, acaso el mejor piloto de la historia, y dos de cada uno de sus rivales españoles). El cierre de esta temporada tiene a Valentino como líder y a Lorenzo como segundo clasificado, a manera que uno de los dos se coronará en Valencia, pero tras el incidente de Malasia, Rossi iniciará en último sitio.

 

La controversia ha escalado de manera peligrosa e incluso se ha politizado, con los mandatarios de estos países respaldando a su respectivo compatriota, al tiempo que Márquez se ha visto envuelto en un incidente con periodistas italianos y un patrocinador de esta misma nación se ha deslindado de Lorenzo. Patrioterismo burdo y puro.

 

En resumen, que el ambiente puede ser calificado de mil maneras, aunque de ninguna forma de fairplay o caballerosidad deportiva. A Márquez se le critica haberse empecinado en molestar a Rossi en la carrera, encimarlo, entorpecer su desempeño, y no hacerlo igual con Lorenzo. Si eso justificó la reacción desmedida de Rossi en Malasia, es tema diferente, pero al tiempo que la moral de las redes sociales se ha apurado en lapidar al apodado “Il Dottore”, numerosos expertos (varios pilotos de Fórmula 1) han explicado que lo comprenden.

 

Los dos se equivocaron, ni duda cabe. El problema es que la etapa de Valencia será de muy elevado riesgo, con duelos declarados y rispidez en la pista y en las gradas. Rossi tiene que hacer la carrera de su vida para levantar su octava corona en la máxima categoría del motociclismo y a su paso se encontrará constantemente con Márquez, cuya resistencia a Lorenzo será analizada con lupa.

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