LUXOR. Las autoridades egipcias apuestan por su patrimonio histórico y porque los faraones sigan atrayendo a los visitantes extranjeros, en medio de otro golpe al sector del turismo ocasionado por el siniestro del avión ruso en la península del Sinaí con 224 personas a bordo.

 

En la ciudad monumental de Luxor (sur), joya de la corona de Egipto y hogar de los templos de Karnak y de Hatshepsut, entre otros, los turistas ya no se cuentan por miles sino por centenares al día desde la revolución del 2011 y la inestabilidad política y la violencia que le siguió.

 

Las cifras, sin embargo, están mejorando este año y el pasado septiembre visitaron la ciudad unas 10 mil personas, según dijo a Efe el director de la oficina de Turismo local, Taher al Edesy.

 

En su historia reciente, Luxor ya ha sobrevivido y se ha recuperado de uno de los ataques terroristas más brutales de Egipto, en el que más de 60 personas fueron asesinadas a tiros de Kalashnikov en 1997, cuando se disponían a visitar el templo de Hatshepsut.

 

Precisamente, este fue el escenario elegido por representantes del gobierno nacional y local de Luxor para prometer que la ciudad volverá a vivir una época de abundancia y esplendor.

 

Con motivo de la celebración del día de Luxor, el 4 de noviembre, el gobernador de la región, Mohamed Badr, aseguró ante invitados de honor y periodistas que la localidad y su rico patrimonio volverán a figurar “a nivel mundial como se merecen”.

 

La Gobernación de Luxor y el Ministerio de Antigüedades egipcio han querido aprovechar esta festividad para promover sus monumentos, entre los que están los templos más espectaculares y la necrópolis más grande del Antiguo Egipto.

 

Esta año, la fecha ha sido cambiada para que coincida con el descubrimiento en 1922 en el Valle de los Reyes de Luxor de la tumba del faraón Tutankamón, el cual sigue siendo uno de los grandes atractivos para amantes de la egiptología y simples turistas.

 

El propio ministro de Antigüedades, Mamduh al Damati, estuvo presente en Luxor para promover sus riquezas y demostrar que es una zona segura, por la que se desplazó en barco y a pie, con tan solo un escolta.

 

Al Damati aseguró en declaraciones a la prensa durante las celebraciones que la tragedia del Airbus A321 no afectará al turismo, porque “es un accidente y no un acto terrorista”, aunque la rama egipcia del grupo terrorista Estado Islámico (EI) reivindicó el derribo.

 

Además, cada vez cobra más fuerza la teoría de que el avión estalló por una bomba, lo que llevó ayer a Rusia a suspender sus vuelos con Egipto, una medida que afectará en gran medida al ya maltrecho turismo.

 

El ministerio de Antigüedades busca volver a atraer a los visitantes a Luxor, ofreciendo nuevos sitios arqueológicos -tres tumbas fueron abiertas el jueves al público por primera vez- y renovando y mejorando los más destacados, como el sepulcro de Tutankamón, que fue reabierto el pasado día 1 tras un mes de trabajos de acondicionamiento.

 

Esta semana se está realizando asimismo el primer análisis de la tumba del “faraón niño”, para determinar si en ella hay una cámara oculta en la que podría estar enterrada su propia madrasta, la reina Nefertiti, tal y como apunta una hipótesis formulada por el arqueólogo británico Nicholas Reeves.

 

A la entrada del sepulcro, los pocos turistas -alemanes, japoneses y algunos latinoamericanos- que acuden a visitar al joven rey ignoran de momento esta teoría, que genera un nuevo misterio en torno a su controvertida figura y que podría convertirse en un nuevo reclamo.

 

“Creo que muchos turistas querrán venir y ver qué hay de nuevo en la tumba de Tutankamón, sobre todo los ‘repetidores’ que ya han estado varias veces y quieren conocer todo lo que hay en Luxor”, destacó en declaraciones a Efe el jefe del departamento de Antigüedades local, Mustafa Waziri.

 

Una veterana guía turística egipcia, de nombre Leila al Amir, explica que la cantidad de visitantes ha ido en aumento desde 2014 y que irá a más si, por ejemplo, se descubre una cámara oculta en el sepulcro del faraón más famoso o si se abren otras tumbas destacadas, como la de la reina Nefertari, que permanece cerrada.

 

Mientras, un vendedor de recuerdos confía en que haya algo detrás de las paredes de la cámara funeraria, para que sus ventas aumenten.

 

“Las demás tumbas son más grandes (que la de Tutankamón), así que tiene que haber algo más en esta”, afirma convencido, mientras sujeta unas postales que nadie compra.