BEIRUT. A varios metros bajo tierra, un ejemplar de El Quijote en árabe está resguardado de los bombardeos en Daraya, en las afueras de Damasco, en un sótano que ha sido convertido en una biblioteca para preservar el legado cultural de esta población.
Junto a la obra de Miguel de Cervantes pueden encontrarse otros títulos, como “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez, en una colección de 11.000 volúmenes, originarios de librerías y bibliotecas personales de lectores, que voluntarios de Daraya han salvado de la destrucción.
Un responsable del centro, Ahmad Muyahid, explica a Efe por internet que jóvenes del Movimiento Islámico Amanecer de la Nación, una organización local de carácter educativo, decidieron poner en marcha a principios de 2014 este proyecto.
“La idea vino inspirada por la batalla y la destrucción en Daraya, la mayoría de sus librerías están destruidas parcial o completamente”, lamenta.
Por este motivo, un equipo de cuarenta voluntarios comenzó a recolectar los libros que quedaban en esta localidad, situada al suroeste de la capital siria, para preservarlos en un lugar seguro lejos de la devastación y ofrecer un ambiente propicio para la lectura.
Recopilaron así ejemplares de particulares y librerías, algunos de los cuales sacaron de entre los escombros, para luego clasificarlos e indexarlos.
Los volúmenes están marcados con el nombre del propietario si se conoce o el sitio donde fueron encontrados, para devolverlos si algún día regresan sus dueños.
En opinión de Muyahid, el factor principal para la materialización de esta idea fue el interés que algunos jóvenes de Daraya tenían en el ámbito intelectual y científico, “y su fe en la necesidad de reactivar la lectura y la investigación para el progreso de la sociedad”.
De esta manera, acondicionaron un sótano de 200 metros cuadrados, que se ha transformado en una biblioteca con dos salas -una de lectura, con las estanterías de libros, y otra de conferencias-, además de un pequeño almacén para guardar los ejemplares repetidos.
Pese a que se ubica en pleno centro de Daraya, lejos de los frentes de guerra de los accesos de la ciudad, Muyahid considera que no está fuera de riesgo, porque la urbe “no es segura en su totalidad por los bombardeos”.
De hecho, según el responsable bibliotecario, la mayoría de los 250.000 habitantes de la población huyeron a principios de 2012 con el inicio de la campaña militar y los bombardeos.
La biblioteca está abierta para los vecinos que quedan (unos 20.000) y que deseen acudir a leer o investigar, e incluso llevarse una obra a casa, ya que dispone de un sistema de préstamos.
“No funcionamos como otras bibliotecas porque dependemos de la situación de seguridad, los bombardeos, la guerra, pero solemos abrir de 11.00 a 17.00 hora local (09.00 y 15.00 hora GMT)”, precisa Muyahid.
La paradoja es que esta es la primera instalación de este tipo en Daraya, porque antes del inicio de la contienda no había bibliotecas públicas, solo las privadas de profesores, médicos y religiosos.
Sus usuarios son de todo tipo. Muchos de ellos se pasan para desconectar y “encontrar alivio frente a las condiciones extremas en que viven”, indica el responsable.
Uno de los logros de la biblioteca ha sido acercar los libros a personas menos formadas: “Tratamos de darles libros pequeños de contenido sencillo para que empiecen a leer”, subraya.
Otros visitantes son combatientes del opositor Ejército Libre Sirio (ELS), que toman obras prestadas para luego leerlas en los ratos tranquilos en el frente de batalla, o bien “vienen para evadirse del ambiente de guerra y muerte”, puntualiza Muyahid.
Tal es el éxito de esta iniciativa que en la actualidad suele tener en préstamo constantemente como media, unos 180 ejemplares, según el responsable.
“La mayor parte de las obras solicitadas -agrega Muyahid-, son de tipo cultural o intelectual, y después vienen las literarias”.
Con vistas al futuro, sus promotores pretenden ampliar los fondos con la recogida de más libros e iniciar una campaña para animar a la lectura.
“También intentamos desarrollar nuestro trabajo a través de una biblioteca electrónica con libros en PDF, películas y documentales”, adelanta el responsable.
El principal obstáculo es la falta de recursos, porque los costes son grandes.
No obstante, para Muyahid, merece la pena “porque la lectura crea seres humanos concienciados y cultos”.